lunes, 21 de abril de 2014

¿Un producto?



En una entrevista publicada en el diario madrileño El País, el presidente electo Luis Guillermo Solís manifestó que:  “La expectativa es tan grande que a veces me pregunto si podré sobrellevarla”.  Sabia reflexión de alguien que sabe en qué se metió, pero que tal vez no contaba con que su mensaje de cambio calaría tanto en un electorado descreído, harto de promesas incumplidas, de mensajes vacíos de políticos desvergonzados, y de la ineficiencia y el despilfarro en el sector público.

No está aún claro en qué momento Solís logró encontrarse con las aspiraciones de cambio que aparentemente alentaban la mayor parte de quienes se declaraban indecisos en las encuestas de opinión.  Una luz arrojan los análisis sobre el impacto de los llamados debates en las redes sociales y en los motores de búsqueda de la internet, publicados después del 2 de febrero por el diario La Nación; análisis que además parecen corroborar los resultados de la encuesta postelectoral del CIEP, de la Universidad de Costa Rica, según los cuales dichas comparecencias en radio y televisión marcaron las decisiones ciudadanas.

Claro, las decisiones del sector ciudadano que tiene acceso a internet y participa en alguna red social.  Presumiblemente, por la afinidad con el medio, ese sector está compuesto mayoritariamente por personas menores de 35 años, que como es conocido, conformaban más del 40% del electorado.  Ese grupo de personas, menos atadas al pasado, es el que posiblemente se encontró primero con Luis Guillermo y terminó arrastrando a los demás, hasta colocarlo de puntero el 2 de febrero y darle posteriormente el enorme caudal de votos que obtuvo el 6 de abril.  Porque estas personas tienen familiares y amistades que indirectamente deben haber sido influenciados por el material que circulaba en las redes, correos electrónicos y páginas WEB.

Así que el éxito electoral de Solís no fue el resultado de una estrategia de venta de un producto, como desafortunadamente lo dijo uno de sus asesores.  Esa es una conclusión simplista de un proceso complejo de condensación de descontentos dispersos que han estado presentes en el escenario político a lo largo de más de veinte años de transformaciones de la economía y la sociedad costarricenses.

Por eso LG no la tiene fácil, porque las expectativas son muchas y elevadas.  Los primeros movimientos a partir de las 12 meridiano del 8 de de mayo van a ser claves para mantener el apoyo recibido.  Necesariamente tendrá que redefinir los contornos del cambio posible a corto y a mediano plazo; y tiene que hacerlo hablando francamente, sin evasivas ni excusas, sobre lo que se puede hacer con una administración pública pesada y con una Asamblea Legislativa donde su partido tiene un número insuficiente de diputados. 

La gente está esperando un ejercicio del poder político más horizontal, dialógico, honesto y transparente.  Esta es la oportunidad para implantarlo y desarrollarlo.

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