lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Hacia una era dominada por el conservadurismo?

No sé si se enteraron, pero el miércoles anterior, el Diario Extra publicó los resultados de una encuesta reciente de CID-Gallup –otros habían sido publicados en La República del 31 de octubre--, en donde se da cuenta de cómo van a votar católicos y cristianos de otras denominaciones.

De acuerdo con estos resultados, por Laura Chinchilla va a votar el 49% de los católicos y un 37% de los evangélicos encuestados. El 44% del total de católicos y cristianos de otras denominaciones, votaría por Chinchilla. Solís, en cambio, según la encuesta, tiene un mayor respaldo relativo en los potenciales votantes evangélicos y menos en los católicos. La información no indica los porcentajes de población que se definen como católica, como evangélica o sin religión.

Seguramente los responsables de la encuesta decidieron hacer estos cruces en los resultados, motivados por la reciente discusión alrededor de la propuesta de reformas a los artículos 71 y 194 de la Constitución Política, que provocó una exagerada reacción de la jerarquía de la Iglesia Católica, que haciendo gala de su poder político atrancó las puertas y evitó cualquier análisis racional del asunto. El Obispo Ulloa llamó a no votar por los candidatos que apoyaran tal reforma, en abierta violación de la normativa que impide a los sacerdotes participar en política electoral.

La salida de los obispos provocó una danza oportunista de parte de los políticos, que procuraron tomar distancias, sobre todo los que habían firmado la propuesta de reformas; pero los premios se los ganó el Partido Liberación Nacional. Los diputados firmantes inmediatamente retiraron sus firmas, y las candidatas y candidatos a diputados por ese Partido, con la venia de doña Laura Chinchilla, hicieron un manifiesto público comprometiéndose a sepultar el proyecto, si les llegaba a sus manos en una próxima legislatura.

El Diario Extra, según la información publicada, solicitó reacciones de los partidos. Interesante destacar que por el PLN respondió el diputado Fernando Sánchez, quien sin empacho se presentó como el “Enlace entre el Movimiento de Laura Chinchilla y la Iglesia Católica,” y prácticamente invistió a doña Laura como la candidata del pueblo católico, con olvido de los otros cristianos, de los creyentes de otras religiones y de los que no profesan ningún credo religioso. ¿Estaremos retrocediendo a las últimas décadas del siglo diecinueve?

Es un asunto sin importancia, me dirán algunos; pero a mi me parece significativo e indicativo de la era en que hemos entrado en política: una era de mayor conservadurismo, donde algunos temas no se pueden discutir abiertamente en las arenas públicas, porque son objetados ad portas por motivos religiosos.

No deja de ser paradójico que mientras el ámbito estadounidense se ha abierto a la discusión de temas que impedía el dominio del neoconservadurismo, sobre todo durante las administraciones de Bush, en Costa Rica estemos marchando en el sentido contrario. ¿O me equivoco?

lunes, 9 de noviembre de 2009

La pobreza no es un porcentaje

A raíz de los resultados de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2009, se ha abierto nuevamente la discusión sobre el tamaño real de la pobreza en Costa Rica y sobre la efectividad o ineficiencia de los programas gubernamentales destinados a su combate.

Llama poderosamente la atención el escaso deterioro con relación al año anterior, en plena crisis, pues según la Encuesta, la pobreza pasó de 17,7% a 18,5%. No podemos olvidar, sin embargo, que detrás de los porcentajes hay 236.668 hogares y 1.000.691 personas. La quinta parte de los habitantes de este país. ¡Un montón de gente!

Seguramente son muchos más, porque el desempleo pasó del 4,9% al 7,8%, y el desempleo o empleo precario son las principales causas de la pobreza. Es decir, que en julio pasado 165.944 personas estaban desocupadas. A ese total hay sumar las personas en situación de subempleo visible e invisible. Además, en la información suministrada por el INEC se aclara que se clasifican solamente los hogares con ingresos conocidos, pero no se dice cuántos son los hogares.

En todo caso, la pobreza no es un número ni un porcentaje; es una condición humana degradada que debería ser inaceptable para las personas que no estamos en esa situación. Es un indicador de que hemos fracasado como sociedad en la creación de condiciones de bienestar social y desarrollo humano para la gran mayoría de las personas. Las comparaciones no valen; no importa sin son menos o más en relación a otros países. Tampoco si lo que ha hecho este gobierno es mejor o peor que otros. El hecho es que mientras escribo estas líneas, hay una gran cantidad de gente que no sabe si va a comer hoy y si podrá dormir bajo un techo seguro. Mientras unos cuantos disfrutan de comodidades en exceso, otros carecen de lo mínimo vital.

Excusas nunca faltarán para justificar la existencia de la pobreza, la mayoría tramposas. Pero ninguna de ellas puede justificar una situación éticamente inaceptable. Si este país pudo disminuir la pobreza en casi 30 puntos porcentuales entre 1950 y 1970, ¿por qué desde entonces no ha ocurrido una nueva disminución significativa? ¡Les dejo con esa pregunta!

martes, 3 de noviembre de 2009

Piedras en el zapato

Sobre la caída del puente, que arrojó dolor y luto, se ha dicho ya mucho, aunque faltan los resultados de la investigación para sentar responsabilidades, que supuestamente se está realizando. Independientemente de la labor que efectuara –no tengo criterios para evaluar su trabajo--, la renuncia de la Ministra González se imponía: se le había acabado el espacio político. Quedarse en el cargo hubiera sido suicida para ella y la habría convertido en una incómoda piedra en el zapato para el gobierno y para la candidata Chinchilla. Un blanco perfecto para venenosos dardos políticos, en plena campaña electoral.

No sé si recibió presiones de autoridades políticas para que renunciara, porque el Presidente Arias parecía estar dispuesto a mantenerla en el cargo. Pero en el documento de renuncia dijo que: “…hoy lo que priva es el dolor de muchos y el interés político de unos pocos, pero en puestos claves” (el subrayado es mío) Como no aclaró el significado de la segunda parte de la frase, necesariamente se presta para conjeturas. ¿Quiénes son esos pocos y en puestos clave?

En la segunda parte de ese documento, cuando señaló aspectos en los que no había fallado el Ministerio a su cargo, comenzó diciendo lo siguiente: “No les fallamos a los cientos de miles de turistas que en Alajuela o en Liberia, entrarán al país en un aeropuerto de categoría mundial fomentando una gran primera impresión, que redundará en más trabajo para hoteles, productores, vendedores y comunidades.” ¡Qué desafortunado inicio! Se les falló a comunidades necesitadas de puentes y carreteras, pero no a los turistas. Cuestión de prioridades, al menos en la redacción del comunicado.

Pero el mundo está al revés. Mientras unos pierden la vida, porque se cae un puente en mal estado, y una comunidad queda dolida y aislada, otros usan el transporte del Estado para fines personales y partidistas. ¿Es que hay ciudadanías de primera, segunda y tercera categoría?

Otro asunto a aclarar y en el menor tiempo posible. Y otra piedra en el zapato para el PLN y su candidata; pero una oportunidad para mostrar firmeza y honestidad. Sin embargo, de primera entrada la fracción del PLN manejó mal el asunto. Colmaron de elogios a su compañera de bancada y la declararon inocente de cualquier cargo, sin que mediara investigación alguna. Hasta la presidenta del Tribunal de Ética adelantó criterio y se descalificó. ¡Que confusión entre amistad, partidismo e interés público! Ojalá no salgan con aquello de “vicios privados virtudes públicas”.

También una piedra en el zapato para el Tribunal Supremo de Elecciones; pero una oportunidad para mostrar independencia de criterio y firmeza a inicios de un proceso electoral. Por esa razón no debe darle largas al asunto ni salir con medias tintas. Cometería un grave error si asume una actitud complaciente al inicio de la campaña y estrenando Código. Las señoras y los señores magistrados deben recordar que hay ojos críticos pendientes de su labor.