lunes, 30 de junio de 2014

¿Ineficiencia?



De acuerdo con informaciones dadas a conocer la semana anterior por el diario La Nación, de los préstamos otorgados a Costa Rica por diversas entidades financieras, que ascienden a 2.574 millones de dólares, solamente se ha ejecutado un 26%.  No se usan los recursos pero se tiene que pagar sumas elevadas por intereses anuales y comisiones.  ¡Qué buen negocio para el país!

Esta revelación muestra algunas de las facetas del funcionamiento institucional del país.  Por un lado, falta de planificación a mediano y largo plazo.  Los gobiernos definen sus planes sin tomar en cuenta, la gran mayoría de las veces, lo que plantearon los anteriores.  Es así como los créditos solicitados por un gobierno pueden no interesar al siguiente, incluso si es del mismo partido.  Por tanto, proyectos de beneficio para el país y las comunidades no se ejecutan o su desarrollo se hace tan lentamente, que terminan siendo irrelevantes.  Quizás el caso más significativo sea el proyecto Limón Ciudad-Puerto, para cuyo desarrollo el Banco Mundial otorgó un crédito de 72 millones de dólares.  Solamente se ha ejecutado el 12% en cinco años y el resto del préstamo está a punto de perderse.  ¿Quiénes son los responsables?

La otra cara de la moneda es la ineficiencia institucional, tanto en el diseño de los proyectos como en su ejecución.  Se pide dinero pero luego no se sabe como emplearlo o como vencer inconvenientes no previstos.  Pero el tiempo transcurre y las oportunidades se pierden.  Si se mira hacia atrás se podrá observar una serie de iniciativas que medio se pusieron en marcha pero que luego se dejaron de lado, pese a la inversión de recursos económicos que se emplearon en su planificación.  La ampliación de la avenida segunda, que se inició en los años cincuenta del siglo pasado, sin que todavía haya concluido, es una muestra de la incapacidad nacional para plantearse grandes metas en el plano del desarrollo vial y concluirlas en plazos razonables.

Por supuesto que en este señalamiento de factores no se puede dejar de lado la corrupción, que juega también un papel manifiesto en la ineficiencia institucional.  Por esa razón el anuncio del presidente Solís de un informe al país, al cumplirse 100 días de su gestión, sobre el estado en que ha encontrado el aparato gubernamental, ha despertado las expectativas ciudadanas.  Dijo que desgraciadamente los casos de corrupción que han descubierto no son pocos ni pequeños.

Está bien que lo haga, porque mal haría en quedarse callado e intentar construir las bases de su administración sobre estructuras carcomidas.  La ciudadanía votó mayoritariamente por un cambio en la gestión gubernamental, sobre todo en el fortalecimiento de la eficiencia y de la honestidad en el manejo de los fondos públicos.  Esa esperanza no se ha debilitado.  Así que adelante con el informe, pero también con un planteamiento de acción gubernamental que recoja las otras promesas formuladas durante la campaña.

domingo, 22 de junio de 2014

El mundial de la diversidad

El mundial de fútbol que actualmente se realiza en Brasil es un gran espectáculo seguido por millones de aficionados y no aficionados en todo del mundo.  Es el único torneo deportivo de carácter global, con participación de un gran número de países y jugadores.  No es uno de esos “campeonatos mundiales” inventados por los estadounidenses, con la sola participación de equipos de su país, mostrando la visión auto centrada de lo mundial que aún predomina en esa sociedad.  Una visión excluyente, según la cual lo bueno, lo valioso, lo admirable, lo digno de tomarse en cuenta, solamente se encuentra dentro de las fronteras de ese país.

El campeonato que se desarrolla en Brasil es, además de un multicolor espectáculo, muchas cosas más.  Es un gran negocio que mueve enormes cantidades de dinero público y privado, que beneficia sobre todo a los poderosos de la tierra:  financistas, constructoras, líneas aéreas, cadenas hoteleras, productores de equipo deportivo, cadenas televisivas, transportistas y tutti quanti.  Circula mucho dinero alrededor de estos eventos, a veces por por vías subterráneas, lejos de cualquier control.  Por ejemplo, periodistas británicos han denunciado que detrás de la concesión del mundial de 2022 a Qatar se movió mucho dinero.  Ese país habría gastado 200 millones de dólares en la campaña de promoción de su candidatura, incluyendo posibles sobornos.  El diario británico The Sunday Times ha informado recientemente que el representante de Qatar en la FIFA pagó unos 4 millones de dólares para comprar el respaldo de dirigentes del fútbol internacional.

Pero el mundial de Brasil es también un gran fresco que muestra la diversidad de las personas que habitamos este planeta.  Somos diferentes, de muchos colores, lenguas y culturas, pero todos pertenecemos a una misma humanidad.  Un fresco donde predominan los tonos oscuros de piel, desde cobrizo a negro; donde la mayoría de las estrellas proviene del sur, de América Latina y de África, aunque algunas de ellas, por efecto de las migraciones, jueguen en equipos del norte.  Hasta en equipos de países conocidos por el racismo presente sus sociedades, como Croacia, los jugadores negros han hecho su aparición.

Sin embargo, esa diversidad que valoramos positivamente en el campo de juego, resulta inaguantable para una parte de los espectadores.  La FIFA ha tenido que llamarle la atención a las federaciones de Rusia, Croacia y México, a las dos primeras por expresiones racistas de una parte de sus aficiones, y a la última por gestos y cantos homofóbicos proferidos por aficionados de ese país.

Así que continúen mirando los partidos, disfruten de los goles y de las jugadas habilidosas individuales y de conjunto; dejen que la emoción brote, pero no olviden que el mundial de fútbol es mucho más que lo que nos dicen los comentaristas de pacotilla y lo que nos deja  una mirada nuestra sin profundidad, a las pantallas de televisión.

manuel.rojasb@yahoo.com

martes, 17 de junio de 2014

Novatadas y metidas…



Todo nuevo gobierno pasa necesariamente por una etapa de aprendizaje, ajustes y definiciones en sus inicios.  Aunque haya continuidad partidaria, es decir, aunque el mismo partido continúe al mando, las rutinas seguidas por las instituciones del sector público deben acomodarse a las nuevas circunstancias.  Siempre hay cambios, a veces drásticos, con salidas de funcionarios y novedades en las orientaciones.

La situación puede volverse dramática cuando un partido como el PAC, que nunca ha estado en el gobierno, asume el mando.  Es de esperar que en las primeras semanas, además de desajustes, ocurran novatadas y algunas metidas de pata.  Eso suponiendo que la transición entre uno y otro gobierno ocurra más o menos normalmente, sin la sobre carga de una huelga que, según el informe de la Auditoría Interna del MEP, bien pudieron haber evitado los jerarcas del anterior gobierno.

Dos problemas adicionales:  las elevadas expectativas sobre un cambio en el accionar de la institucionalidad pública, generadas en la última etapa de la campaña electoral, y la especie de pecera en que se encuentra el nuevo gobierno, en gran parte por decisión propia de hacer más transparente su gestión, y por el control ciudadano a que está sujeto vía redes sociales y por el conjunto de informaciones que fluyen por la vía de la internet.  Se ha acortado enormemente el tiempo que transcurre entre una acción de un funcionario y la reacción que provoca en los diferentes públicos, independientemente del grado de afectación en unos y en otros.  Este cambio radical en las circunstancias en que se desarrolla la acción gubernamental todavía no ha sido bien asimilado en las esferas políticas.

Tanto las novatadas como las metidas de pata tienen efectos negativos.  Pero unos tienden a disimularse mientras que otros se encajan mal y provocan protestas que se pudieron haber evitado.  Por ejemplo, lo sucedido con los nombramientos en el Consejo de la Persona Joven podría calificarse de novatada, por parte de la Viceministra de Juventud; no así la designación del nuevo director de tránsito, ignorando la sanción sufrida en 2010 por un problema relacionado con el tema de hostigamiento sexual, precisamente un tema frente al cual el PAC ha mantenido posiciones de tolerancia cero.  Por supuesto que tampoco debió haber ocurrido el “zipizape” entre el Presidente y su Vicepresidente y Ministro de Hacienda en torno a la derogación de la denominada P-30, directriz emitida por el gobierno anterior.

¿Se ha deslegitimado el gobierno por estas acciones?  Por supuesto que no: todavía goza de amplio respaldo ciudadano, pero de ahora en adelante deben tener mayor cuidado con lo que hacen o dicen ministros, presidentes ejecutivos y demás altos funcionarios del nuevo gobierno.  Una atenta ciudadanía les observa y está dispuesta a llamarles a cuentas.

lunes, 9 de junio de 2014

El primer mes



No recuerdo otro inicio de gobierno más complicado que el actual.  Una situación totalmente inesperada, porque el elevado apoyo alcanzado por Solís en la segunda ronda, inédito en la historia política reciente del país, hacía pensar que pasadas las carreras para conformar el gabinete, se entraría en una etapa de relativa tranquilidad para que el nuevo Presidente pudiera maniobrar con calma, colocar sus fichas y comenzar la difícil faena de ensayar respuestas a los retos que enfrenta su administración.

Pero no fue así: empezó en medio de una huelga, y no precisamente por culpa del presidente Solís y de sus ministros, sino como producto de un problema viejo que el anterior gobierno intentó solucionar a destiempo. Una huelga justa, creo yo, porque es inadmisible que a un educador, que como cualquier otro asalariado adelanta su trabajo para recibir el pago después, no se le cumpla a tiempo con la obligación adquirida. No importa el número de personas que no recibieron el salario que les correspondía, el hecho es que hubo incumplimiento en el contrato de trabajo por parte del empleador.

Pero la huelga se inició en un gobierno y continuó en otro, con un Presidente que había reconocido de antemano la justeza del movimiento y la necesidad de una solución inmediata al problema de atraso salarial. Me parece, entonces, que un compás de espera se imponía por parte de las dirigencias sindicales, porque, además, se estaba afectando el derecho a la educación de millares de niñas, niños y adolescentes que acuden diariamente a escuelas y colegios públicos. Una población escolar proveniente en su mayoría de los sectores sociales de menores ingresos, que no tiene acceso a los establecimientos privados, que por supuesto no pararon. La huelga fue también, entonces, un conflicto entre los derechos de unos y de los otros.

También fue una medición de fuerzas entre sectores sindicales y el nuevo gobierno, prueba de la que salió airoso a pesar de lo prolongado del conflicto. En particular me parece que la ministra de educación, Sonia Marta Mora, dio muestras claras de su capacidad de manejo de conflictos laborales y políticos. Como se dice popularmente, “le salvó la tanda” al presidente Solís en una confrontación que tuvo una clara arista política, más allá de las intensiones manifiestas de algunos dirigentes y de las justas demandas de los educadores y personal administrativo perjudicados por los atrasos. La victoria de Solís sigue levantando roncha en algunos sectores de la derecha y de la izquierda.

Después de tres semanas de estar fuera del país, tengo la sensación que se mantiene la conexión establecida entre el presidente con el grueso de la ciudadanía en la última fase de la campaña, a pesar de la huelga y de algunas contradicciones y patinazos inevitables por la falta de experiencia en el manejo de los asuntos públicos de ciertos personeros del gobierno. Pero ojo, que los enamoramientos a veces acaban abruptamente.