lunes, 24 de febrero de 2014

Contraataque conservador



Habíamos señalado en otra columna que en una democracia la legitimidad del poder político procede de los votos obtenidos en una contienda libre entre partidos y candidatos.  Pero en la realidad ese poder debe enfrentar constantemente a otros poderes asentados en la posesión de riquezas y medios de producción, en el control de la información, en la tradición o en la posibilidad de movilizar grupos y categorías sociales.  Son poderes de hecho, que en la jerga de la ciencia política se conocen con el nombre de “poderes fácticos”.

Éstos han estado presentes más o menos discretamente en la mayor parte del proceso electoral que aún continua; pero en los días siguientes a la elección del 2 de febrero, algunos decidieron abandonar la discreción y mostrarse abiertamente, llamando a cuentas a los dos candidatos en competencia para la final del 6 de abril.  Los empresarios han mantenido encerronas con ambos candidatos, con poco flujo de información para el conjunto de la ciudadanía.  Los medios han realizado ejercicios para definir perfiles de ministras y ministros, con la intención de influir solapadamente en el juego de los nombramientos.  No se ha quedado atrás la jerarquía de la iglesia católica, que también ha convocado a sus cónclaves a los candidatos.

A los empresarios y a algunos medios les interesa asegurarse, alejado el supuesto peligro chavista, que la política económica del gobierno no vaya a dar un vuelco y que algunas de sus propuestas sean contempladas por quien tomará las riendas del ejecutivo el 8 de mayo.  No quieren cambios en unas reglas de juego que les han favorecido, aunque hayan provocado importantes desajustes sociales.  La jerarquía de la iglesia católica tampoco quiere cambios en temas como fecundación in vitro, aborto y uniones de personas del mismo sexo.

Por supuesto que tiene derecho a plantear sus puntos de vista en esos temas; pero no a imponer sus tesis, amenazando de hecho con recurrir a su influencia sobre la masa de las y los creyentes.  Es inaceptable que trate así de convertirse en un actor directo del proceso electoral que culmina en abril.  ¿De qué otra manera puede interpretarse la exigencia hecha pública por su vocero, de la inclusión en las discusiones que se avecinan de los tres temas mencionados?  Es una intromisión intolerable en un ámbito que no le corresponde. 

Pareciera que los aires de modernidad que soplan en el Vaticano desde el nombramiento del papa Francisco no se han colado aún entre las sotanas de dicha jerarquía, y todavía predomina en sus miembros la idea de una iglesia no solamente muy conservadora sino sumamente atada al poder terrenal.  Algo así como la iglesia española, que no termina de desembarazarse de su pasado franquista.

Está sociedad está cambiando rápidamente; pero, cuidado, porque todavía el espíritu de lo muerto amenaza con acogotar a los vivos, con la complicidad de algunos políticos oportunistas.

martes, 18 de febrero de 2014

Revisar el financiamiento



Aunque el proceso electoral no finaliza todavía, es posible señalar algunos aspectos que convendría revisar.  De acuerdo con un análisis preliminar realizado en conjunto con un grupo de colegas, el aporte estatal sigue ofreciendo problemas.

Ha quedado claro que es excesivo el monto del 0,19% del PIB fijado en el artículo 96 de la Constitución Política, como contribución del estado al financiamiento de las campañas electorales.   Podría ser mucho menor; seguramente entre el 0,08% y el 0,11% del PIB sería suficiente.  La desaparición de las plazas públicas y la pérdida de importancia de la propaganda en medios significa una considerable reducción de los gastos, reducción que podría ser mayor si se da un paso adelante para hacer más equitativa la presencia de los partidos en televisión, radio y prensa escrita.  El Tribunal Supremo de Elecciones podría destinar una suma para hacer la contratación de espacios, que se distribuirían de acuerdo a una fórmula que combine el peso electoral de los partidos establecidos y la necesidad de los nuevos de darse a conocer.  Vale la pena revisar la experiencia de México en este aspecto.

Los bancos se han convertido en actores de primer orden en los procesos electorales.  A ellos deben recurrir los partidos para negociar adelantos, generalmente en condiciones desfavorables.  Los bancos sueltan el dinero o lo retienen de acuerdo con criterios de bolsa, es decir, de rentabilidad de la inversión.  Esta intervención distorsiona el principio constitucional, pues en la búsqueda de financiamiento real y oportuno, los partidos caen en manos de bancos que, además de ganar mucho dinero con las operaciones, pueden torcer los resultados finales de un proceso electoral, según abran o cierren la llave del financiamiento.  El uso de las encuestas políticas para la reducción del riesgo ha mostrado sus límites en un escenario donde un sector considerable del electorado no emite opinión.  Se impone entonces una revisión a fondo del mecanismo definido por el TSE.

De acuerdo con informaciones de medios, los votos en el exterior triplicaron el costo estimado, debido a que solamente se presentaron a votar 2.771 personas, de las 12.654 que se habían inscrito.  La alta inversión y los magros resultados obtenidos, a pesar de su interesante significado simbólico, también obliga a replantear el procedimiento.  En un mundo donde a diario ocurren innovaciones en las tecnologías de información y comunicación seguramente se podrán encontrar otras formas seguras de involucrar en los procesos electorales a las poblaciones de ticos en el exterior, que no demanden traslados tan costosos de personal y de material para el fisco.  Pero también costos elevados en tiempo y dinero para muchos de los posibles votantes, porque no viven cerca de los consulados donde se instalaron las mesas de votación.  El sistema implementado conlleva entonces un principio de discriminación que debería eliminarse.

lunes, 10 de febrero de 2014

No despegar los labios

Decía Lincoln:  "Hay momentos en la vida de todo político, en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios."  Traigo a colación la frase, porque me parece que algunos políticos locales no saben cuándo deben hablar y cuando no despegar los labios.  La auto contención y la prudencia son virtudes que algunos no desarrollaron a tiempo y se van de lengua arrastrados por la adrenalina del triunfo o la derrota, sin medir las consecuencias inmediatas o futuras de lo que se dice.  No voy a dar nombres; ustedes seguramente podrían señalar varios.

Las encuestas políticas:  ¿se equivocaron o no?  La mayoría ciudadana no comprende por qué hay contradicciones entre resultados de encuestas realizadas en el mismo período de tiempo.  Y como las explicaciones han sido insuficientes y a veces incoherentes, pues ha dejado de creer en ellas.  Para esa mayoría se equivocaron.

Pero una discusión seria no puede realizarse sin tener a mano cuestionarios y bases de datos.  Por supuesto que eso no es posible, porque las casas encuestadoras y los medios que las propician las manejan con criterio de empresas privadas, aun cuando impactan el escenario público.  Personalmente creo que una vez publicada la encuesta pasa de hecho a ser de dominio público.  Por tanto, uno o dos días después de divulgados los resultados, debería depositarse un informe detallado en el Tribunal Supremo de Elecciones, de manera tal que políticos, analistas e investigadores comprobaran los alcances del método empleado, los resultados obtenidos y los procedimientos estadísticos usados.  Así lo hace el Centro de Investigaciones y Estudios Políticos de la UCR.  ¿No sería conveniente seguir ese ejemplo de transparencia?

Si se miran los resultados de las encuestas en perspectiva, encontraremos que no anduvieron tan desencaminadas.  Bueno, algunas sí.  El error de bulto de periodistas y políticos fue asumir que la masa de indecisos se comportaría a la hora de las verdades como el grupo de los decididos.  Se armaron entonces escenarios ficticios donde uno de los candidatos casi llegaba al 40%, cuando en realidad estaba bien lejos.  No se hizo ningún intento, que yo sepa, de acercarse a los indecisos con otros métodos.  Las encuestas como instrumentos de investigación social y política tienen sus límites; más allá de ellos hay que recurrir a otros instrumentos de aproximación a la realidad, si se quiere afinar la mirada.

Hay que investigar también con profundidad los alcances de la llamada “campaña del miedo”.  Cierto, hay gente fácilmente impresionable, que votó por Araya mirando hacia otro lado, porque no les hacía gracia el candidato.  Pero ni así llegó al 30%.  Dos posibles explicaciones:  el PLN es más chico de lo que se pensaba, o asustadas y asustados corrieron hacia otras tiendas.  Mi hipótesis es que el impacto de ese artimaña de campaña fue menor que en el 2007, cuando el referendo; pero por ahora no puedo probarla.

lunes, 3 de febrero de 2014

¡Y la liebre saltó!



Decíamos hace unos pocos días que cualquier cosa podría ocurrir el 2 de febrero, y que no podía descartarse, hablando metafóricamente, el salto de una liebre en el último momento.  Eso fue lo que ocurrió con esta victoria en primera ronda de Luis Guillermo Solís, que ha alterado sustantivamente el mapa electoral y ha hecho visible una nueva realidad política en el país.  Calladamente, sin que las encuestas lograran detectarlo, miles y miles de costarricenses se decidieron por Solís, tumbando el escenario derecha izquierda que pretendieron construir los estrategas de Liberación y del Movimiento Libertario, con el apoyo del sector más testarudo del empresariado.

Atrás parece que han quedado mitos y leyendas sobre el comportamiento electoral de la mayoría ciudadana.  Los cambios que muchos habíamos vaticinado se hicieron visibles y cristalizaron alrededor de la figura de Luis Guillermo, quien mantuvo el mismo perfil de serenidad y madurez, aun en los momentos más difíciles de la campaña, incluyendo la marginación a la que le sometieron sus adversarios en los tramos finales de la misma.  Su figura emergió por encima de un Partido que no terminaba de apoyarlo y que en algunos momentos parecía más bien constituirse en un obstáculo para su crecimiento.  Por esa razón su triunfo es doblemente meritorio, porque superó tanto los obstáculos internos como los externos, hasta alcanzar el primer lugar de esta ronda electoral.  Pero también forma parte de esta nueva realidad, José María Villalta y el Frente Amplio, que aún perdiendo se han constituido en una apreciable fuerza política, que no podrá ser ignorada de ahora en adelante.

Pero el proceso no está terminado; falta la cita del 6 de abril.  Sin embargo, estos resultados confirman la apreciación sobre la imposibilidad para el candidato del PLN de saltar la valla del 40%, llevando consigo el peso muerto de dos administraciones que dejan un balance negativo.  Sus repetidos ofrecimientos de rectificación de rumbo, no fueron suficientes para atraer el grueso de un electorado cansado de promesas vacías y de la arrogancia del poder.  Tampoco sus cacareados y supuestos logros al frente, durante veintidós años, de la Municipalidad de San José.

El porcentaje de votos que logró obtener en esta primera ronda seguramente se componen de los restos todavía considerables de seguidores tradicionales del PLN, y de personas que, como lo hemos señalado, seguramente votaron a regañadientes por esa fórmula electoral, movidos por una propaganda destinada a asustar con el fantasma del extremismo de izquierda a un sector del electorado aún impresionable con ese tipo de artimañas.  Esta campaña calificada por muchos como “del miedo”, finalmente terminó favoreciendo al candidato que arrojaba una imagen de moderación, tanto en su comportamiento personal como en cuanto a programa.  Sin que eso signifique que no está dispuesto a asumir riesgos y hablar abiertamente de sus creencias y defender sus posiciones, como ocurrió en el enfrentamiento que sostuvo con Otto Guevara en uno de los debates, alrededor del tema de la despenalización del aborto por violación.

Dicho sea de paso, los debates, que algunos comentaristas señalaron como ineficaces en la movilización de votos, parecen haber jugado un importante papel en la decisión en las últimas semanas del segmento más reflexivo de votantes, segmento que posiblemente terminó por inclinar la balanza hacia Solís.  También deben haber jugado un papel destacado las redes sociales, en un país más urbanizado, con un porcentaje elevado de votantes jóvenes.  Por eso contrasta fuertemente en el mapa electoral, el comportamiento de las y los votantes en el centro del país con el acaecido en las costas y las áreas más alejadas y empobrecidas de nuestra geografía, donde Liberación Nacional tiene todavía un gran peso.

Los perdedores son muchos.  Aunque no sabemos qué pasará en la cita del 6 de abril, es indudable que el PLN ha sufrido la peor derrota de toda su historia.  Si no inicia un proceso de recomposición, que por ahora se ve difícil, podría ocurrirle lo mismo que al PUSC, en otra escala por supuesto.  El Movimiento Libertario y su líder, Otto Guevara, también han sufrido una derrota similar.  La ventaja que tiene Guevara es que va a la Asamblea Legislativa, donde intentará sin duda, recomponer su imagen y su Partido. 

Finalmente, perdieron todos aquellos que todavía consideran que es posible manipular a su antojo a una ciudadanía cada vez más informada y “pellizcada”.