martes, 15 de mayo de 2012

Identidades políticas diluidas

 Una de las funciones que cumplían los partidos políticos en el pasado era proporcionar identidad política a sectores más o menos amplios de la población. Cuando la mayoría de los partidos se corrió hacia un centro derecha, y los diferentes gobiernos comenzaron a parecerse cada vez más en materia de política económica y social; cuando se borraron las fronteras entre social demócratas y neoliberales, y la política fue absorbida por la economía y la tecnocracia, la identidad política se perdió y la confusión se instaló en la mayoría ciudadana.

Hoy en día la “identidad política”, si se puede hablar de ella, la adquiere la ciudadanía a través de los medios de comunicación, fundamentalmente por los noticieros de televisión, como lo revela una encuesta telefónica realizada por el Centro de Investigaciones y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, en las dos últimas semanas de abril. Como es telefónica, a pesar de que se realizaron 810 entrevistas, los resultados solamente son generalizables a las personas en hogares con teléfono fijo, que es aproximadamente el 65% del total. Es posible, sin embargo, que el conjunto de la población piense y actúe en forma similar.

La mayoría de las personas entrevistadas (74%) afirmó que es a través de los noticieros de televisión donde se informa sobre política. Dada la preponderancia de la nota roja en esos espacios y la ausencia de análisis sobre la política nacional e internacional, la conclusión es fácil de obtener: ciudadanas y ciudadanos con identidades políticas nulas o diluidas. Por supuesto que no toda la carga de esta disolución la llevan los medios, sino que partidos -o lo que queda de ellos- y políticos, con sus diarias actuaciones, incluyendo la corrupción, se encargan de aumentarla y de alejar a la masa ciudadana de la política. Entre más lejos esté, mejor para sus propósitos.

Por eso no debe extrañar que las diferentes encuestas indiquen que aproximadamente el 50% de la población afirme no simpatizar, y menos pertenecer, a algún partido, y que una elevada proporción de las y los votantes cambie de partido de una elección a otra.
En la encuesta del CIEP, el 50% de las personas que afirmaron haber votado en 2010 indicaron que no volverían a votar igual para presidente, si las elecciones se realizaran hoy. Ese porcentaje se eleva al 56% cuando se pregunta por la elección de diputados.

Los porcentajes de personas arrepentidas son entonces altos y afectan a todos los partidos, pero fundamentalmente a quienes votaron por el PLN (54%), al Movimiento Libertario (59%), y al PUSC (57%). Menor desgaste sufrieron el PASE (40%), el PAC (45%) y el Frente Amplio (50%). ¿Han cumplido con lo que ofrecieron candidatas y candidatos de hace poco más de dos años? El 85% de las personas entrevistadas dijo que no: una mayoría contundente.

En esas condiciones, ¿qué podemos esperar del escenario electoral de 2014?

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