martes, 22 de mayo de 2012

Acuerdos y acuerditos


El jueves pasado, en declaraciones dadas al diario La República, el nuevo titular de Hacienda, Edgar Ayales, anunció que en los próximos seis meses la Presidenta Chinchilla presentará a consideración de la Asamblea Legislativa un nuevo proyecto de reforma tributaria. Me temo que muchas personas arrugaron la cara, a pesar de que aclaró que previo a esa presentación se buscará alcanzar el consenso con los sectores sociales y productivos, y con los partidos políticos. En otras palabras, que se intentará que el debate se haga antes de que el proyecto entre en la corriente legislativa, posiblemente buscando que no se entrampe en los vericuetos del juego político, sobre todo a las puertas de un nuevo proceso electoral.
Bueno, algo se aprendió del fracaso del proyecto de solidaridad tributaria. Pero, ¿se volverá a caer en el error de presentar otra propuesta compleja, mezclando impuestos diferentes, o se intentará primero una reforma del impuesto de renta, y, separadamente, la reforma de otros impuestos, incluyendo por supuesto consumo? Veremos qué sale de Hacienda en los próximos meses. Por ahora el ministro Ayales nos tranquilizó, porque afirmó que “…la situación económica a corto tiempo no es preocupante y puede sostenerse con el Plan ‘B’ que se lanzó luego de que la Sala Constitucional frenara el proyecto fiscal…” ¡Y tanto miedo que nos metieron!

Dicho sea de paso, jugar abusivamente con el factor “miedo” es peligroso, porque las gentes terminan por acostumbrarse, echan callo y dejan de preocuparse. Total, tantas veces nos han asustado con que el mundo se acaba si no se aprueba tal ley o tratado, que cuando eso efectivamente vaya a suceder, pues no lo vamos a creer.

En todo caso, el ofrecimiento de un proceso de consulta previa no puede despreciarse, como dicen los entendidos, a priori. Es decir, antes de que nos presenten la nueva propuesta y la “metodología” de consulta a diferentes sectores.

Porque en este país se necesitan acuerdos amplios sobre el rumbo a seguir en política económica y social, en reforma del estado y en reforma política. Acuerdos en serio, y no “acuerditos” como los que se han venido realizando en las últimas semanas en el ámbito legislativo sobre unos cuantos proyectos, algunos sin ninguna importancia nacional, pero que pomposamente se anuncian como “acuerdos de gobernabilidad”.

La gobernabilidad se alcanza cuando se logra movilizar al grueso de la sociedad en pos de una propuesta o un proyecto que prenda la imaginación colectiva, que haga a la mayoría partícipe en su construcción y en sus beneficios a mediano y largo plazo. Una propuesta o un proyecto que, por encima de los sacrificios presentes, permita vislumbrar un nuevo horizonte de bienestar general.

Y eso, amigas y amigos, no se logra con acuerditos entre partidos que representan muy poco, o a nadie, en el ámbito legislativo. A propósito, ¿quién les representa a ustedes en la Asamblea?

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