martes, 21 de febrero de 2012

La comparecencia

Después de observar la comparecencia de José María Figueres ante la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público, mi conclusión es que los diputados de oposición no tenían claro lo que pretendían alcanzar. Unos lucían faltos de preparación, otros complacientes y alguno hasta atemorizado. No sé si no pudieron o no quisieron llevar al Expresidente ante las cuerdas, hasta el punto de obligarlo a salirse de casillas y de su conocido guión de explicaciones. Figueres concurría en situación muy diferente a la de diciembre, porque una encuesta nacional había mostrado que esas explicaciones no habían convencido a la gran mayoría ciudadana, y que solamente el 14 por ciento de las personas tiene una opinión positiva sobre él.

La representación del PAC, a la que le tocó intervenir de primera, perdió la oportunidad de establecer los límites de la cancha con preguntas que fueran mucho más allá de lo que ha sido el común denominador desde la entrevista transmitida a principios de diciembre pasado. En lugar de eso optó por someter al Expresidente a una golpiza que aguantó estoicamente, pero que no agregó nada nuevo a lo ya conocido. El tiempo asignado transcurrió sin preguntas concretas y el chaparrón pasó sin mayores consecuencias.

Siguieron un contenido Walter Céspedes, que no hincó el diente como acostumbra hacerlo en otras ocasiones, y un desarmado Víctor Emilio Granados, que no hizo la tarea como él mismo lo admitió, y que prefirió lanzar preguntas intrascendentes extraídas de twitter, en una demostración, dicho sea con todo respeto, de falta de seriedad en un acto del que buena parte de la ciudadanía esperaba mucho más.

El interrogatorio siguió con una lista de preguntas cajoneras formuladas por el diputado Enríquez del Movimiento Libertario, que le daban oportunidad al Expresidente de machacar una y otra vez las respuestas ya conocidas. Salvó la tanda parcialmente las buenas intervenciones de la diputada Marielos Alfaro, que hicieron verse mal a un Figueres ya cansado y medio afónico, y la participación final del diputado Manrique Oviedo.

¿Cuál es el balance? Las explicaciones de Figueres llegan hasta un punto a partir del cual inevitablemente la especulación se instala. Porque no se logra entender que fue lo que realmente hizo él y los otros integrantes de la consultoría, para merecer honorarios tan elevados. No salió ganancioso de la confrontación, pero tampoco su situación empeoró. Quienes lo apoyan seguirán creyendo en su inocencia, mientras que quienes lo combaten continuarán alimentando sus dudas.

Salieron mal los diputados de oposición, quienes quedaron debiendo, y la Asamblea Legislativa en su conjunto, porque tanto partidarios como contrarios creen que la comparecencia fue una pérdida de tiempo, como mucho de lo que hacen diputados y diputadas.

Pero, ¿facilitó este acto, incluidos aplausos, calcomanías y corrido, el lanzamiento de una nueva candidatura de Figueres?

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