martes, 14 de febrero de 2012

Declaraciones descuidadas y desafortunadas

En estas primeras semanas de 2012 la diosa fortuna no ha estado muy del lado de la presidenta Chinchilla y de algunos de sus ministros, si nos atenemos a acontecimientos y declaraciones. Lo primero que hay que decir es que las y los políticos no saben que hacer o decir cuando los resultados de una encuesta son desfavorables para su gestión o para su imagen.

De acuerdo con los datos de la última encuesta de la firma UNIMER para el diario La Nación, 5 de cada diez costarricenses considera que el país marcha por un rumbo equivocado, nueve de cada diez que la Presidenta no controla el gobierno y, además, casi 8 de cada diez califica la labor de Chinchilla como regular o mala. En otras palabras, que si nos atenemos a los resultados de la encuesta, la evaluación es francamente negativa.

¿Cuál fue la reacción del gobierno? Pues salir con la sacrosanta fórmula: la mayoría está equivocada y no les entiende. Por eso la Presidenta arguyó que “A medida que pase el tiempo la gente va a entender de que se trató este Gobierno”, y el Ministro de Comunicación, en consonancia con Chinchilla, afirmó que el Gobierno se mueve en la dirección definida por la Presidenta, y que “ella tiene una forma inédita de hacer las cosas, como inédita presidenta es”.

¡Ahora si que no entendimos nada! ¿Será que no nos hemos dado cuenta que ante nuestros ojos está ocurriendo una innovación en la teoría y la práctica del liderazgo político? Quedamos entonces a la espera de mayores explicaciones para ver si se nos abre el entendimiento y logramos aclarar en qué consiste lo inédito de la gestión presidencial.

Tampoco nos habíamos dado cuenta que el gobierno había introducido una modificación en la definición de familia, con impacto seguramente en las decisiones de política pública. En una actividad sobre la red de cuido, la Presidenta afirmó que “No hay familias cuando no hay niños y niñas”. Sentó cátedra y de golpe y porrazo dejó por fuera a un conjunto de situaciones diversas que hasta ese momento se consideraban familias.

Personalmente tengo que agradecerle a la Presidenta por haberme iluminado, porque hasta ahora me di cuenta, después de treinta y ocho años de matrimonio sin hijos, que a lo que hemos forjado mi esposa y yo a través de tantos años de venturosa convivencia no se le puede llamar familia. Como nosotros, seguramente muchas parejas tendremos que buscar un término que sirva para explicar nuestra situación. Por supuesto que habrá que introducir reformas en diccionarios, tratados de sociología, y en declaraciones, leyes y normas donde se define la familia.

Finalmente hay que señalar la salida en falso de la Presidenta, cuando dijo que el probable fraude con cheques del PLN durante la campaña electoral era un asunto “local”, cuando las investigaciones preliminares han abierto otro panorama más amplio.

¡Informarse y reflexionar antes de hablar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario