martes, 5 de noviembre de 2013

Guerra de guerrillas



Unos cuantos cortos de televisión, algunas comparecencias públicas, una que otra caravana automovilística y otras pocas apariciones de candidatos, conforman hasta ahora lo que hemos visto de la campaña electoral.  Poco dinamismo, por arriba, ciertamente, porque por debajo otras cosas ocurren que escapan a las apreciaciones del común de los mortales, que no tiene conexión a internet o si la tiene, no sigue con pasión lo que pasa en las llamadas redes sociales.

En ese nivel se libra una verdadera guerra de guerrillas, con tiradores emboscados, que lanzan todo tipo de proyectiles a los enemigos partidarios.  Fotos arregladas, videos comprometedores y comentarios insidiosos y anónimos, conteniendo medias verdades, infundios y hasta calumnias, circulan por las redes.  Algunos de ellos se convierten lo que se conoce como “memes”, es decir, productos cuya difusión llega a alcanzar proporciones comparables a las infecciones virales.  De esa manera miles y miles de personas quedan expuestas al contagio, la mayoría de las veces sin que personajes políticos y partidos aludidos puedan reaccionar a tiempo.

Esta es otra de las novedades de esta campaña, que marca una diferencia significativa con las anteriores, porque en ellas el mundo de las redes era secundario.  Hoy en día los partidos no pueden ignorarlo y el hecho es que las principales agrupaciones están metidas de cabeza en él, con grupos de expertos y equipos sofisticados.  Aunque internet y redes sociales no llega todavía a la mayor parte de las y los costarricenses, que se sigue informando básicamente a través de los noticieros de televisión, si tiene influencia sobre los sectores más jóvenes, que, como se sabe, conforman un importante fragmento electoral.  Incluso algunos de esos productos logran saltar a los medios tradicionales, que hacen eco de ellos.

Mucho de lo que circula por redes podría ser clasificado como “campaña sucia”, porque está destinado a golpear los tobillos de los contrincantes, desde el anonimato.  Este tipo de campaña, por ahora parece que se va a mantener en ese nivel, donde el Tribunal Supremo de Elecciones no puede intervenir, porque no hay regulaciones al respecto.  Y quizás sea bueno que no existan, porque no todo lo que se dice puede ser calificado como “suciedad”.  Algunos de esos productos entran más bien en la categoría de “campaña negativa”, que busca hacer del conocimiento de electoras y electores, aspectos del desempeño público y privado de los contendientes por la presidencia de la República, que los descalificarían para el ejercicio de ese cargo. 

Por esa razón, bienvenida la “campaña negativa”, y ojalá que no se quede en redes sociales sino que salte al espacio público, de manera tal que el grueso del electorado disponga de mayores informaciones positivas y negativas sobre los contendientes en el actual proceso electoral.  Sus selecciones de candidatos podrían realizarse más apropiadamente. ¿No les parece?

No hay comentarios:

Publicar un comentario