martes, 4 de junio de 2013

¿Son inevitables los partidos?



Una de las características destacadas del momento preelectoral que vivimos es una mayor participación de grupos de ciudadanas y ciudadanos en la acción política, pero fuera de los partidos. Mientras que los partidos formales están ocupados en armar sus cuchitriles para las elecciones de 2014, el aquí y el ahora de la política, entendida en su significado original, como la intervención en el gobierno de la sociedad, discurre por otros canales.

Hoy en día son los “foros” los que expresan las preocupaciones ciudadanas, los que deliberan sobre proyectos y propuestas del gobierno y sus instituciones, los que señalan y denuncian perjuicios y “chorizos”, los que protagonizan las acciones callejeras de resistencia, y también los que han empezado a proponer alternativas viables a esas propuestas. La política no formalizada, la política viva, la protagonizan estos y otros grupos de la sociedad civil también muy activos en el plano propositivo. Los partidos, enfrascados en llenar los requisitos que pide el Tribunal Supremo de Elecciones, se han convertido en plataformas electorales que carecen de vida, sobre todo en los períodos entre elecciones.

Ciudadanas y ciudadanos que antaño canalizaban sus preocupaciones a través de ellos, hoy han dejado de hacerlo porque la realidad les ha mostrado que poco o nada se logra por esa vía. Claro que hay individuos, grupos y comunidades que siguen recurriendo a diputados y dirigencias locales por la necesidad de resolver grandes y pequeños problemas que les afectan. Esa necesidad les lleva a convertirse en clientelas electorales. Para ellos los partidos son útiles, como también lo son para la minoría que aspira a puestos y cargos, sin ningún referente ideológico o programático, y para los poderosos grupos económicos que necesitan gobiernos afines a sus intereses. Pero la mayoría de las personas no les encuentra utilidad real en las condiciones actuales del país. Es más, los mira como fuentes de corrupción y como un peso muerto cada vez más difícil de arrastrar.

Pero, solamente pueden participar en elecciones los partidos que cumplen con los requisitos establecidos por la normativa electoral. No hay otra manera de hacerlo. Es a través de estos partidos que se eligen gobiernos, diputados, alcaldes municipales y munícipes. Estamos en una situación realmente embarazosa, porque se necesita una “limpia” de la política formal y una revisión a fondo de la relación ciudadanía-partidos, que no se puede hacer porque no les interesa a los que ganan elecciones, forman gobiernos y controlan las instituciones. El descontento y el malestar ciudadano se topan con límites, con barreras, que no pueden rebasar. El panorama es complicado, porque la política discurre por dos cauces cuya confluencia no se vislumbra en el corto plazo.

¿Entrevén ustedes alguna salida posible al túnel en que estamos metidos? ¿Qué es lo que hace falta para encontrarla?

(for): budući da, dok, iz, jer, na, po, pošto, što, u ime, usprkos, za, zbog
(i): administer, also, and, as, ought, plus, too

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