No son muchos los políticos que gozan
de la habilidad de prever el curso posible de un conjunto de acontecimientos,
que puede resultar favorable o desfavorable para el proyecto que se han
propuesto conseguir. La anticipación resulta ser vital para la supervivencia en
un ámbito de la actividad humana que se caracteriza por la competencia y la
hostilidad casi permanente. Quizás por eso el militar prusiano Carl von
Clausewitz decía que "La guerra es la continuación de la política por
otros medios".
Muchos jefes de gobierno se hacen
asesorar por grupos de consejeros dedicados por entero al análisis de la
situación política del país, generalmente con el apoyo de sofisticados métodos
de recolección de informaciones diversas. Grupos que generalmente permanecen en
las sombras, sin imagen pública alguna, con comunicación exclusiva con el político
que asesoran. Aunque no se garantiza el éxito, su logro depende en mucho del
apoyo que estos grupos brindan.
No sé si el presidente Solís dispone de
tal apoyo, pero la forma en que enfrentaron los acontecimientos de las últimas
semanas indica un faltante de anticipación. Seguramente en Casa Presidencial
estarán molestos con Ottón Solís, con el PAC, con los medios y con otros posibles
participantes en la forzada salida de Iván Barrantes del grupo íntimo de Luis
Guillermo Solís. La verdad es que el “asunto” se veía venir, puesto que periodistas,
comentaristas u “opinadores” como les calificó Barrantes, militantes del PAC e
incluso miembros del gobierno, habían puesto el ojo en el trío integrado por el
ministro de la Presidencia, el director de la DIS y el propio ex asesor: los
hombres del Presidente, como se les denominó.
Un trío que se percibía, con razón o
sin ella, como concentrador de poder y por tanto hacedor de las principales
decisiones del gobierno; pero un trío con debilidades. Particularmente, el
ministro Jiménez no ha logrado desarrollar una imagen pública compatible con el
cargo que desempeña y no son pocos los grupos de la sociedad civil que se
quejan de su incapacidad para actuar como interlocutor del gobierno. No le
favorece, además, el hecho de que su continuidad en el cargo dependa de una
resolución de la Sala Constitucional.
El eslabón más débil del trío era
Barrantes, quien además mostró los ajustados límites de su experticia política
con el inadecuado manejo de los medios que hizo durante los días en que duró la
crisis, incluyendo el anuncio de su salida como una decisión personal, dejando
en entredicho al Presidente, quien horas más tarde afirmó que se trataba de una
separación decidida por él tres días antes.
Preguntas: ¿por qué entonces no se hizo
un comunicado de prensa para evitar que la Asamblea del PAC aprobara la exigencia
de salida de Barrantes? ¿Si se hubiera hecho, los acontecimientos siguientes
hubieran tomado otro curso, evitando la derrota política que sufrió Solís y el
fortalecimiento de sus enemigos internos y externos? ¿Sigue ahora Melvin Jiménez?
No hay comentarios:
Publicar un comentario