No empleó el lenguaje oficial cargado de términos como
tratados comerciales, importaciones y exportaciones, innovación tecnológica, emprendimiento
y atracción de inversiones, que evade el comentario sobre las consecuencias
sociales y políticas de las visiones tecnocráticas de moda. Su lenguaje es otro, el del político
filósofo, el del hombre que no se deja deslumbrar por los espejismos políticos ni
por los símbolos del poder, y que mira con preocupación los signos de los
tiempos.
Otros ya lo han
señalado, pero en la voz de Mujica la advertencia adquiere nuevas
tonalidades: "Si aspiramos en esta
humanidad a consumir como un ciudadano americano (estadounidense) promedio, son
imprescindibles tres planetas para sobrevivir". Como eso no es posible, con el actual ritmo
de explotación de los recursos del Planeta Tierra, con países sobrepoblados como
India y China que han escogido esa senda de “progreso”, un futuro de
catástrofes nos espera. Por eso, dice
Mujica, "tal vez hoy la primera tarea sea salvar la vida", en medio
de las agresiones de una "civilización mentirosa".
Casi 14 años de
cautiverio no lograron envenenarle el alma.
Como Mandela, el líder sudafricano, emergió de la oscuridad de las
prisiones con una paz interna y una amplitud de miras que le han permitido
ejercer la presidencia de su país con serenidad, mesura y sencillez. En su discurso ha dicho que "hemos
resurgido tal vez aprendiendo de nuestros errores. Mi historia personal, la de
un muchacho que como otros quiso cambiar su época y su mundo tras un sueño, el
de una sociedad libertaria y sin clases".
Sin embargo, agregó, "no miro hacia atrás, por el contrario, no
vivo para cobrar cuentas o reverberar recuerdos. Me angustia, y de qué manera,
el porvenir que no veré y por el que me comprometo".
Por supuesto que no es este el discurso a que nos tienen
acostumbrados las y los políticos locales.
Las reflexiones que por aquí se hacen no son precisamente de grande
vuelos. ¿Tendremos alguna vez algún o alguna Mujica como presidente de Costa
Rica? Por los vientos que corren
difícilmente en el 2014. Pero quien
sabe, a veces la dirección de los vientos cambia abruptamente, sobre todo en
tiempos de desbarajustes climáticos.
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