Todo nuevo gobierno pasa necesariamente por una etapa de aprendizaje,
ajustes y definiciones en sus inicios. Aunque
haya continuidad partidaria, es decir, aunque el mismo partido continúe al
mando, las rutinas seguidas por las instituciones del sector público deben
acomodarse a las nuevas circunstancias.
Siempre hay cambios, a veces drásticos, con salidas de funcionarios y
novedades en las orientaciones.
La situación puede volverse dramática cuando un partido como
el PAC, que nunca ha estado en el gobierno, asume el mando. Es de esperar que en las primeras semanas,
además de desajustes, ocurran novatadas y algunas metidas de pata. Eso suponiendo que la transición entre uno y
otro gobierno ocurra más o menos normalmente, sin la sobre carga de una huelga
que, según el informe de la Auditoría Interna del MEP, bien pudieron haber
evitado los jerarcas del anterior gobierno.
Dos problemas adicionales:
las elevadas expectativas sobre un cambio en el accionar de la institucionalidad
pública, generadas en la última etapa de la campaña electoral, y la especie de pecera
en que se encuentra el nuevo gobierno, en gran parte por decisión propia de
hacer más transparente su gestión, y por el control ciudadano a que está sujeto
vía redes sociales y por el conjunto de informaciones que fluyen por la vía de
la internet. Se ha acortado enormemente
el tiempo que transcurre entre una acción de un funcionario y la reacción que
provoca en los diferentes públicos, independientemente del grado de afectación
en unos y en otros. Este cambio radical
en las circunstancias en que se desarrolla la acción gubernamental todavía no
ha sido bien asimilado en las esferas políticas.
Tanto las novatadas como las metidas de pata tienen efectos
negativos. Pero unos tienden a
disimularse mientras que otros se encajan mal y provocan protestas que se
pudieron haber evitado. Por ejemplo, lo
sucedido con los nombramientos en el Consejo de la Persona Joven podría
calificarse de novatada, por parte de la Viceministra de Juventud; no así la
designación del nuevo director de tránsito, ignorando la sanción sufrida en
2010 por un problema relacionado con el tema de hostigamiento sexual, precisamente
un tema frente al cual el PAC ha mantenido posiciones de tolerancia cero. Por supuesto que tampoco debió haber ocurrido
el “zipizape” entre el Presidente y su Vicepresidente y Ministro de Hacienda en
torno a la derogación de la denominada P-30, directriz emitida por el gobierno
anterior.
¿Se ha deslegitimado el gobierno por estas acciones? Por supuesto que no: todavía goza de amplio
respaldo ciudadano, pero de ahora en adelante deben tener mayor cuidado con lo
que hacen o dicen ministros, presidentes ejecutivos y demás altos funcionarios
del nuevo gobierno. Una atenta
ciudadanía les observa y está dispuesta a llamarles a cuentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario