martes, 17 de junio de 2014

Novatadas y metidas…



Todo nuevo gobierno pasa necesariamente por una etapa de aprendizaje, ajustes y definiciones en sus inicios.  Aunque haya continuidad partidaria, es decir, aunque el mismo partido continúe al mando, las rutinas seguidas por las instituciones del sector público deben acomodarse a las nuevas circunstancias.  Siempre hay cambios, a veces drásticos, con salidas de funcionarios y novedades en las orientaciones.

La situación puede volverse dramática cuando un partido como el PAC, que nunca ha estado en el gobierno, asume el mando.  Es de esperar que en las primeras semanas, además de desajustes, ocurran novatadas y algunas metidas de pata.  Eso suponiendo que la transición entre uno y otro gobierno ocurra más o menos normalmente, sin la sobre carga de una huelga que, según el informe de la Auditoría Interna del MEP, bien pudieron haber evitado los jerarcas del anterior gobierno.

Dos problemas adicionales:  las elevadas expectativas sobre un cambio en el accionar de la institucionalidad pública, generadas en la última etapa de la campaña electoral, y la especie de pecera en que se encuentra el nuevo gobierno, en gran parte por decisión propia de hacer más transparente su gestión, y por el control ciudadano a que está sujeto vía redes sociales y por el conjunto de informaciones que fluyen por la vía de la internet.  Se ha acortado enormemente el tiempo que transcurre entre una acción de un funcionario y la reacción que provoca en los diferentes públicos, independientemente del grado de afectación en unos y en otros.  Este cambio radical en las circunstancias en que se desarrolla la acción gubernamental todavía no ha sido bien asimilado en las esferas políticas.

Tanto las novatadas como las metidas de pata tienen efectos negativos.  Pero unos tienden a disimularse mientras que otros se encajan mal y provocan protestas que se pudieron haber evitado.  Por ejemplo, lo sucedido con los nombramientos en el Consejo de la Persona Joven podría calificarse de novatada, por parte de la Viceministra de Juventud; no así la designación del nuevo director de tránsito, ignorando la sanción sufrida en 2010 por un problema relacionado con el tema de hostigamiento sexual, precisamente un tema frente al cual el PAC ha mantenido posiciones de tolerancia cero.  Por supuesto que tampoco debió haber ocurrido el “zipizape” entre el Presidente y su Vicepresidente y Ministro de Hacienda en torno a la derogación de la denominada P-30, directriz emitida por el gobierno anterior.

¿Se ha deslegitimado el gobierno por estas acciones?  Por supuesto que no: todavía goza de amplio respaldo ciudadano, pero de ahora en adelante deben tener mayor cuidado con lo que hacen o dicen ministros, presidentes ejecutivos y demás altos funcionarios del nuevo gobierno.  Una atenta ciudadanía les observa y está dispuesta a llamarles a cuentas.

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