Según los datos del Tribunal Supremo de Elecciones, casi el 42% de los votantes empadronados son menores de 35 años. Es la generación del ajuste estructural, que nació y creció bajo reglas del juego diferentes a las de la sociedad anterior, y que dejó atrás las fracturas políticas originadas en los años cuarenta y la Guerra Civil de finales de esa década. Una generación que tiene otros valores, que mira la vida de forma diferente a como lo hacemos quienes nacimos antes. En fin, una generación que se ha desarrollado a la par de las nuevas tecnologías de información, y que se comunica con códigos distintos a los que usa el resto de la población.
Las brechas entre generaciones siempre han existido, porque el cambio en todos los órdenes sociales no se para; pero en los tiempos que corren, cuando lo nuevo comienza casi inmediatamente a ser viejo y la cadena de sustitución se ha acelerado, la amplitud de la brecha se ha vuelto enorme. Para quienes cargamos el peso de los años es casi imposible adaptarse a un lenguaje donde predominan términos cuyo significado parece ser solamente accesible a iniciados. Como bliki, hashtag, tag cloud, widget, streaming, que son pan de todos los días para las nuevas generaciones, y que las más viejas ni siquiera saben que existen. ¿Se animan ustedes a hacer un flasmob? ¡Yo por ahora no!
Ese es el ambiente en el que viejos partidos tratan de atraer votos, pero jugando con reglas antiguas, sin lograr enganchar con este electorado joven. Tampoco están enganchando con buena parte de electoras y electores de mayor edad, pero las razones son un tanto diferentes, aunque en ambos grupos sobresale el cansancio con la corrupción, la desconfianza en partidos y líderes y el cabreo con la ineficiencia de la administración pública. Con los jóvenes, a los elementos señalados se suma la incomprensión de la forma tradicional de hacer campaña electoral, que les parece una pieza de museo, con la cual no se identifican. Por supuesto que hay diferencias en el comportamiento entre los subgrupos de edades que integran el grupo de 18 a 35 años.
Se pueden mencionar muchos ejemplos del desenchufe de los partidos con el grueso del electorado y, en particular, con esa enorme porción de jóvenes. En otras ocasiones hemos señalado algunos. Nos interesa en esta oportunidad indicar la falta de representación de los sectores jóvenes en la mayoría de las listas de diputados que han presentado los partidos. Están pidiendo los votos para candidaturas integradas fundamentalmente por personas mayores de 35 años. Si no me creen valdría la pena que le echen una mirada a la página “Ojo al voto” (http://www.ojoalvoto.com).
De paso pueden ojear algunas informaciones interesantes sobre el actual proceso electoral, y, además, enterarse sobre lo que están pensando al respecto las personas jóvenes.
Las brechas entre generaciones siempre han existido, porque el cambio en todos los órdenes sociales no se para; pero en los tiempos que corren, cuando lo nuevo comienza casi inmediatamente a ser viejo y la cadena de sustitución se ha acelerado, la amplitud de la brecha se ha vuelto enorme. Para quienes cargamos el peso de los años es casi imposible adaptarse a un lenguaje donde predominan términos cuyo significado parece ser solamente accesible a iniciados. Como bliki, hashtag, tag cloud, widget, streaming, que son pan de todos los días para las nuevas generaciones, y que las más viejas ni siquiera saben que existen. ¿Se animan ustedes a hacer un flasmob? ¡Yo por ahora no!
Ese es el ambiente en el que viejos partidos tratan de atraer votos, pero jugando con reglas antiguas, sin lograr enganchar con este electorado joven. Tampoco están enganchando con buena parte de electoras y electores de mayor edad, pero las razones son un tanto diferentes, aunque en ambos grupos sobresale el cansancio con la corrupción, la desconfianza en partidos y líderes y el cabreo con la ineficiencia de la administración pública. Con los jóvenes, a los elementos señalados se suma la incomprensión de la forma tradicional de hacer campaña electoral, que les parece una pieza de museo, con la cual no se identifican. Por supuesto que hay diferencias en el comportamiento entre los subgrupos de edades que integran el grupo de 18 a 35 años.
Se pueden mencionar muchos ejemplos del desenchufe de los partidos con el grueso del electorado y, en particular, con esa enorme porción de jóvenes. En otras ocasiones hemos señalado algunos. Nos interesa en esta oportunidad indicar la falta de representación de los sectores jóvenes en la mayoría de las listas de diputados que han presentado los partidos. Están pidiendo los votos para candidaturas integradas fundamentalmente por personas mayores de 35 años. Si no me creen valdría la pena que le echen una mirada a la página “Ojo al voto” (http://www.ojoalvoto.com).
De paso pueden ojear algunas informaciones interesantes sobre el actual proceso electoral, y, además, enterarse sobre lo que están pensando al respecto las personas jóvenes.
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