La
romería y los oficios católicos del 2 de agosto forman parte de las tradiciones
costarricenses. Es un acto al que asiste una gran cantidad de files y curiosos,
razón por la cual es de esperar que muchos políticos y funcionarios también se
hagan presentes, sean o no católicos.
En
las festividades de la Coronación de la Virgen de los Ángeles, el 2 de agosto
de 1926, don Ricardo Jiménez, de reconocida raigambre liberal, se hizo presente
en Cartago, con miembros de su gabinete. Muchos otros presidentes lo han hecho,
sobre todo después de los años cuarenta, cuando el llamado estado liberal llegó
a su fin.
Sin
embargo, esa presencia de políticos no desvirtuaba el carácter religioso del
acto, aunque en no pocas ocasiones la jerarquía de la Iglesia aprovechó el
momento para lanzar duras críticas a algunas políticas públicas, que
presidentes y funcionarios se veían obligados a escuchar estoicamente, sin
poder responder en forma inmediata.
Con
la declaratoria de la presidenta Chinchilla como “hija predilecta de María” por
parte del Obispo de Cartago, las relaciones entre la iglesia católica y el
gobierno se estrecharon, y un catolicismo conservador impregnó la esfera de
muchas de las acciones gubernamentales. Dentro de los actos religiosos del 2 de
agosto se incluyó un mensaje de la Presidenta y el acto pasó a ser religioso
político. Así que no es de extrañar que se considerara “natural”, la lectura
del documento de consagración que tanto polvo ha levantado, y con justificada
razón.
De
acuerdo con el artículo 194 de la Constitución, los funcionarios públicos juran
a Dios y prometen a la patria, “…observar y defender la Constitución y las
leyes de la República y cumplir fielmente los deberes…” de su destino. No juran
cumplir con los diez mandamientos. Como funcionarios públicos no pueden pedir
perdón por las transgresiones que cometan en contra de ellos. Ese es un asunto
personal que cada uno verá como lo hace.
No
pueden consagrar a Dios el gobierno de la República y sus instituciones, salvo
que hayamos involucionado hacia un estado teocrático o semiteocrático, como El
Vaticano, Irán, Israel y otros en Asia y África. Tampoco pueden rehuir sus
responsabilidades, dejando en las “manos amorosas” de Dios o de María, el
gobierno de la República, el funcionamiento de la Asamblea Legislativa y del
Poder Judicial.
Si
cometen transgresiones contra la Constitución y las leyes en el ejercicio de
sus funciones, son los tribunales comunes o las instancias correspondientes las
encargadas de juzgarles, y ningún tribunal celestial puede eximirlos si ese
fuera el caso. Así que sobra la solicitud de perdón.
La
religión católica es la de poco más de la mitad de la población, pero quienes
encabezan los poderes públicos no pueden olvidar que también representan a esos
otros compatriotas que profesan otras religiones o que no tienen ninguna, y que
no por eso son ciudadanas y ciudadanos de segunda categoría.
Más que comentario, consulta: Manuel cómo es el asunto de los partidos religiosos? Entiendo que no se pueden crear partidos religiosos debido a una veda constitucional, sin embargo el PUSC alude directamente a "social cristiano" y luego, con otros nombres, hemos visto llegar y salir de sus curules a "diputados evangélicos" ... ¿Hay o no prohibición para que se utilice la religión de forma partidaria en la política?... Gracias y un abrazo
ResponderEliminar