martes, 20 de agosto de 2013

¿Campaña basura o sustantiva?



Está claro:  la mayoría de los partidos quiere disponer de una gorda chequera para dilapidar dineros en la campaña electoral que se ha iniciado.  No quieren jugársela rebajando solo el monto de la contribución estatal del 0,19% al 0,11% del PIB.  El PLN, el PUSC, el ML y los diputados cristianos dicen que están dispuestos a hacerlo, siempre y cuando se les abran otros portillos:  de nuevo las contribuciones de las sociedades anónimas y con ellas la posibilidad de introducción de dineros sucios.

Es que la democracia es cara, se argumenta; pero me pregunto:  ¿esas campañas plagadas de cancionetas, lemas vacíos y pactados debates entre candidatos, contribuye en algo a engrandecer nuestra veterana democracia?  Personalmente creo que no; que una campaña basura lo que hace es acrecentar los males que padecemos, estimular la corrupción y alejar a más personas de la política. 

¿Será que es eso lo que se persigue?  Porque entre menos votantes acudan a las urnas, mejor para los partidos que todavía conservan fieles seguidores.  Más votantes, sobre todo si votan por otros partidos, pueden poner en serios aprietos a quienes supuestamente van adelante en las encuestas, de alcanzar el umbral del 40% de los votos válidamente emitidos.

Mantener el 0,19 del PIB es una locura.  Bajarlo al 0,11% todavía significa una gran suma de dinero, que no nos dolería tanto si se empleara en una campaña sustantiva.  Es decir, en una campaña corta y muy intensa, donde se discutieran seriamente los principales problemas del país, con muchos cara a cara entre candidatos sin intermediarios.  Claro, la presencia de una decena o más de candidatos embrolla el asunto, porque todos quieren ser tomados en cuenta en igualdad de condiciones.  Pero los niveles son desiguales, y no es tan cierto que si se invita a todos las preferencias ciudadanas van a cambiar radicalmente. 

Todos, eso sí, deberían tener posibilidades de acceso a los medios, sobre todo a la televisión.  Lástima grande que nosotros no hayamos aprobado una regulación como la que existe en México, donde a los partidos se les asigna un tiempo en radio y televisión, incluyendo a aquellos que todavía no tienen representación en el Congreso de la Unión.  A los partidos con representación en esa entidad se les asigna el 30% del espacio adquirido por el Instituto Federal Electoral en forma igualitaria, y el 70% restante en forma proporcional a su fuerza electoral.  Ningún partido puede contratar individualmente espacios en esos medios.

Un elemento que también eleva el gasto es la contratación de personal de diverso nivel.  Ahora hay gerentes para todo, que por supuesto tienen que tener otras personas bajo su mando y la cadena se alarga.  Se arguye que la tecnificación de las campañas lo justifica, pero también opera como una especie de bumerán, porque desincentiva la participación voluntaria.  Si hay dinero para tirar, no pocos querrán quedarse fuera del festín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario