Otras veces he expresado mi disgusto por el uso abusivo del
término ingobernabilidad. Mucho de lo
que se hace o no se hace desde el gobierno central y las instituciones, termina
justificándose con la famosa ingobernabilidad.
Una manera fácil de eludir responsabilidades, disculpar errores o
explicar acciones rechazadas por la mayoría ciudadana. Como se dice popularmente, sirve para “echarle
los muertos a otros”.
Mirando los titulares de periódicos y de las notas informativas
en radios y televisoras, se llega a la conclusión que más que ingobernabilidad,
lo que hay es desgobierno. ¿De qué otra
manera se puede calificar la situación del país? Dineros públicos mal gastados, contrataciones
onerosas para el país, obras mal realizadas, proyectos que no funcionan antes
de estrenarlos y meteduras de pata a granel, son noticias que colman los medios
un día sí y otro también, terminando por conformar un cuadro de caos. Puede ser que la realidad no sea tan
desastrosa, pero esa es la imagen que se percibe del conjunto gubernamental.
Mientras tanto los candidatos que según las encuestas ocupan
los primeros lugares, siguen sin referirse claramente a esos asuntos. Es como si vivieran una especie de
disociación entre el aquí y ahora y las elecciones de 2014. Dicen muy poco o nada sobre la refinería
china, la concesión a OAS y otras cuestiones que han ocupado la atención de la
ciudadanía en estos días. Seguramente
sus asesores les aconsejan no hablar aunque la mayoría de las y los costarricenses
exige que lo hagan. En esas condiciones
votar por ellos es una apuesta sumamente riesgosa, porque solo cuando estén en
funciones, si llegaran a ganar los comicios, sabríamos a qué atenernos.
La encuesta de la empresa UNIMER, publicada por La Nación la
semana anterior, indica que un 66% de las personas entrevistadas dijo que
votaría en febrero del próximo año; sin embargo, todavía un 41% de ese grupo no
sabe por quien votaría o si lo haría por alguno. Es decir, que podría anular el voto. Por el candidato del PLN, Johnny Araya,
votaría menos de una tercera parte de esas personas que dijeron que iban a
votar, lo que arroja una realidad nada favorable para sus aspiraciones, pues está
aún lejos del ansiado y necesario 40% que exige la Constitución.
La referida encuesta se realizó entre el 4 y el 13 de junio. Presenta el panorama de un mes atrás. Hoy la situación podría ser diferente, porque
en las últimas semanas han ocurrido acontecimientos que en nada favorecen las
aspiraciones verdiblancas, incluyendo denuncias sobre la situación financiera
de la Municipalidad capitalina. En
cuanto al candidato del PUSC, la solicitud de un elevado salario seguramente ha
afectado negativamente sus aspiraciones.
Veremos que sucede cuando todas las otras candidaturas estén
oficializadas, sobre todo después de haberse despejado la incógnita en torno a
una posible coalición de parte de algunos sectores opuestos al PLN.
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