No creo que ni los más optimistas dentro del PAC hubieran
esperado una votación más alta en la convención del domingo 21 de julio. Esa es la realidad de un partido que ha
estado para más, pero que por circunstancias internas, fundamentalmente, está
en donde está.
Pero antes de continuar con el análisis, he de decir que si
bien en este caso las cifras reflejan la realidad de un partido, en los otros
casos de convenciones o eventos masivos partidistas realizados, persisten dudas
razonables sobre los resultados obtenidos, porque al comparar lo que dicen las
encuestas con los números dados hay inconsistencias apreciables. Por supuesto que a las dirigencias
partidarias no les interesa aclarar las dudas, porque en el fondo esperan restaurar
el bipartidismo en la imaginación popular, con la esperanza que eso se traduzca
en votos en las elecciones del año próximo.
Volvamos a la convención del PAC. Los números son contundentes: el Partido ha
perdido fuelle y parece estar en condiciones más difíciles que hace cuatro
años. Curiosa situación, porque en las
circunstancias actuales del país debería estar punteando en las encuestas de
opinión y en la apreciación cotidiana de las gentes. Pero se dieron el lujo de dilapidar el
capital político en estériles luchas entre facciones, perdiendo de vista el
momento y el enemigo principal, actuando irresponsablemente frente a un
electorado que esperaba que la madurez y la cordura se hubieran asentado
finalmente en sus cuadros dirigentes. No
vale la pena mencionar nombres; son ampliamente conocidos.
El nombramiento de Luis Guillermo Solís enciende una luz en
la oscuridad. Es un político maduro, con
ideas claras, con experiencia y con capacidad de negociación y, por tanto, con
posibilidades de unificar el conjunto disímil de tendencias que subsisten
dentro del PAC; tendencias que necesitan encontrar un norte común, antes de
salir a buscar los votos de esa mayoría ciudadana decepcionada y cabreada con
los políticos. Rehabilitar el PAC, si no
para el 2014 al menos para el 2018, es una tarea difícil que Solís se ha echado
en los hombros. Veremos si la cordura
vuelve a imperar en el Partido y si recibe la ayuda que necesita en su cometido.
La sorpresa, entre comillas, fue la baja votación obtenida
por Epsy Campbell, a quien la mayoría de los medios señalaba como virtual
ganadora. Pero si se analizan con
cuidado las encuestas en que se basaban tales apreciaciones, se llegará a la
conclusión que no las tenía todas consigo.
Porque una cosa es ser conocida, incluso ser bien evaluada por el
conjunto de la muestra, y otra ser votada en una convención partidaria. Campbell aparentemente confiaba que muchas de
las personas que en la evaluación general manifestaban alguna simpatía con
ella, se decidieran a participar dentro de la convención del PAC; pero en una
situación de descrédito de partidos y políticos, se trataba de una esperanza
con las alas rotas.