martes, 30 de agosto de 2011
Contribuir en proporción a ingresos
Se afirma que el gobierno costarricense está con el agua al cuello debido al déficit fiscal, relativamente elevado, que desde 2010 ha empezado a ser cubierto con deuda externa. Pero eso tiene un límite y antes de llegar a él es necesario buscar soluciones reales y duraderas. Una de ellas, no la única, es la elevación de los ingresos del fisco.
Pero cuando se habla de pagar más tributos, las aguas se encrespan y algunas veces se desata la tormenta. Todos los sectores sienten amenazados sus ingresos; pero hay diferencias, a veces abismales, entre unos y otros. Mientras a unos apenas les alcanza para mal vivir, a otros les sobra en exceso. Mientras unos habitan en covachas, otros lo hacen en palacios. Por supuesto que entre los extremos hay una gran diversidad de situaciones.
Muchas veces las decisiones de gobiernos y parlamentos terminan haciéndole la vida más difícil a las personas de ingresos medios y bajos. Las de ingresos altos y muy altos casi siempre se oponen a cualquier elevación de tributos que haga justicia a las diferencias económicas, alegando que se desestimula la inversión, sobre todo la externa, y que se pone en peligro el empleo del que dependen las clases no propietarias. Como normalmente tienen muchas posibilidades de influencia y presión, sus posiciones terminan prevaleciendo.
Warren Buffett, un estadounidense señalado como el tercer hombre más rico del mundo, instó a los legisladores de su país, en una entrevista reciente para el New York Times, a elevar los impuestos a los ricos como él, para ayudar a reducir el déficit presupuestario. Según él, los impuestos nunca han asustado a la gente que invierte para ganar dinero. Dejen de malcriar a los ricos y tratarlos como si fueran "especies en extinción”, afirmó.
Esto en los Estados Unidos es una herejía, porque hay sectores súper conservadores, como la famosa ala derecha de los republicanos, el Tea Party, para quienes los impuestos son prácticamente asunto del demonio, lo mismo que los gastos de tipo social. Recientemente provocaron una crisis institucional, combatiendo ferozmente los impuestos propuestos por Obama para hacer frente a la deuda.
La sugerencia de Buffett ha sido seguida por 16 directivos de grandes empresas francesas, quienes hicieron la siguiente declaración: "Nosotros, presidentes o directivos de empresas, hombres o mujeres de negocios, financieros, profesionales o ciudadanos adinerados deseamos que se instaure una contribución especial que afecte a los contribuyentes franceses más favorecidos". El gobierno francés, ni lerdo ni perezoso, anunció inmediatamente, dentro de un paquete destinado a combatir la crisis, un impuesto del 3% para aquellas rentas que superen los 500.000 euros, que se eliminará cuando el déficit público se sitúe en el 3% del PIB.
Buenos ejemplos que podrían ser seguidos en Costa Rica por las personas de ingresos altos y muy altos. ¿No les parece?
martes, 23 de agosto de 2011
La Volpe y Nazareth
Agosto ha estado marcado, entre otras cosas, por la salida de dos directores extranjeros de instituciones nacionales: Ricardo La Volpe y Daniel Nazareth. El primero director técnico de la selección nacional de fútbol, y el segundo director de la Orquesta Sinfónica Nacional.
No sé prácticamente nada de fútbol, nunca voy a los estadios, aunque me gusta mirar un buen partido por la televisión, sobre todo si se trata del Barça contra el Real Madrid. Tampoco soy un experto en música, aunque suelo asistir a conciertos y realmente disfruto de escuchar música sinfónica, un buen cantante de ópera o una camerata. Así que no estoy en condiciones de emitir juicios sobre el desempeño profesional y las calidades humanas de ambos directores salientes. Eso se los dejo a las personas entendidas.
Sin embargo, al leer o escuchar algunas de esas opiniones, la sensación que queda es que ambos, si no fracasaron en sus cometidos, por lo menos los dejaron inconclusos, por razones diferentes, por supuesto. Hay controversia sobre la labor que realizaron, y en ambos casos, curiosamente, destaca, como centro de las críticas, la valoración acertada o equivocada que hicieron sobre futbolistas, músicos y cantantes nacionales.
En la salida de ambos también ha estado presente la discusión sobre sus salarios. Pero en este punto las diferencias son colosales, porque mientras La Volpe devengaba cincuenta mil dólares mensuales, Nazareth cobraba cuarenta mil anuales, y una de las explicaciones que se da sobre su salida es que no se le podían pagar los veinte mil dólares adicionales que estaba demandando. Es decir, más de medio millón de dólares de diferencia entre el salario anual de uno y de otro.
El mundo patas arriba: sobra plata para el fútbol, no para otros deportes, y falta para el desarrollo musical y las artes en general. Me dirán que la comparación no viene al caso, porque mientras el fútbol es un negocio multimillonario que mueve a miles y miles de aficionados en el plano nacional y a millones en el mundial, la Sinfónica Nacional y la música que interpreta apenas interesan, en comparación, a poquísimos costarricenses. Si nos dejamos guiar solamente por el mercado y el consumismo que propicia, quienes así opinan tienen razón; pero precisamente por eso el mundo está como está: revuelto.
Sin ignorar la realidad del mercado, ni tampoco que el fútbol es en mucho un asunto de cabeza, como decía el difunto Parmenio Medina, creo que también las diferencias en recursos dedicados a unas y otras actividades es un asunto de prioridades en política pública.
Alegando solapadamente que el apoyo al desarrollo artístico no convoca a las masas y por lo tanto no atrae votos, poco es realmente lo que se hace en este campo y se deja para el consumo de minorías pudientes, los espectáculos de alta calidad artística y otras manifestaciones culturales de ese tipo. ¡Un círculo vicioso difícil de romper!
martes, 16 de agosto de 2011
Un mundo revuelto
Marchas de indignados en España, que siguen ocupando calles y plazas; graves disturbios y saqueos en ciudades de Inglaterra, producto de la irritación acumulada en décadas; multitudinarias protestas en Israel, que muestran profundas brechas sociales encubiertas por el enfrentamiento con los palestinos, y miles y miles de estudiantes, profesores y padres de familia en la calle en Chile, demandando reformas en el sistema educativo heredado del pinochetismo, son algunas de las noticias que han acaparado los titulares de los principales medios de comunicación. Por supuesto que siguen los enfrentamientos en Libia, sin que se logre vislumbrar el fin del conflicto y algo parecido sucede en Siria y en Yemen, y en menor grado en Egipto y Túnez.
Un mundo revuelto sobre el telón de fondo de una nueva recaída de la economía, que no logró en realidad superar la crisis de 2008 y 2009, y que amenaza con arrastrar a la mayor parte de la población del planeta a calamidades sin fin. Estrafalario escenario, donde los ricos y famosos del norte y también del sur, siguen abarrotando los más lujosos centros vacacionales de Europa y del mundo, ajenos a lo que se viene y a las tribulaciones y los sufrimientos de las mayorías.
En el otro lado del mundo, la locura de la derecha encabezada por el Tea Party, logró hincar al presidente Obama, impidiendo la aprobación de impuestos para la minoría rica, poniendo en peligro los escasos servicios sociales destinados a los sectores de más bajos ingresos, y afectando, además, la imagen internacional de los Estados Unidos, que luce como una potencia alicaída, sin energías suficientes para seguir conduciendo al mundo. Un caso de ideología extrema que logra imponerse por encima de la realidad, contribuyendo de esa manera a empujar la recesión en puertas.
En Costa Rica las principales autoridades nos advierten que el país está mal preparado para enfrentar una nueva crisis, que la situación es muy diferente a 2008 y 2009, cuando todavía la situación de las finanzas públicas no era tan complicada como ahora, y cuando se logró financiar el déficit fiscal con deuda externa, suavizando de esa manera los efectos sociales y políticos de aquella crisis.
Una situación en la que la presidenta Chinchilla luce inmóvil y solitaria, sin apoyo legislativo real, porque la mayor parte de la fracción de su partido sigue siendo leal a Óscar Arias, como lo muestran los hechos. Ante sus críticas abiertas y veladas al gobierno actual y al conjunto de la institucionalidad pública, el miércoles pasado, la mayoría de diputados liberacionistas corre por la noche a la residencia del Expresidente, según ellos a tomarse unos vinitos y ver el partido de fútbol. ¡Podrían ensayar mejor explicación!
Con un gobierno débil, una crisis en puertas y una oposición que no termina de encontrar la brújula, el panorama político social no puede ser más desolador.
martes, 9 de agosto de 2011
Otra vez el conservadurismo
La romería anual a Cartago es un acto de fe para la gran mayoría de las personas que participan en ella. Esa mayoría merece respeto, en particular quienes hacen varias jornadas de caminata, bajo el sol y bajo la lluvia, y ahora también expuestos a morir por la imprudencia de algún conductor. Lamentablemente este año hubo romeros heridos y romeros muertos por accidentes de tránsito. ¡Qué paradójico! Personas que van a agradecer por la vida, o a pedir por ella, por la sanación de una enfermedad o por la mejora en las condiciones de existencia, terminan perdiendo la vida en tal empeño.
Me parece que esta celebración del 2 de agosto hay que separarla en dos actos que tienen diferencias notables. La romería es un acto de fe; pero la misa del día siguiente es una mezcla de religión y política. No solamente por la asistencia casi en pleno de las jerarquías de los poderes del Estado, encabezadas por la Presidenta de la República, sino también por el contenido de sermones y discursos que pronuncian dignatarios y políticos.
En años anteriores el contenido de las homilías ha sido objeto de comentarios y análisis, porque tocaron temas sociales y económicos que incomodaron a gobernantes y políticos. Por ejemplo, el 2 de agosto de 2005, monseñor Barrantes hizo una denuncia sobre la desigualdad social que se había establecido en el país. Dijo: “…he comprobado que existen varias Costa Rica. Una, impenetrable, de grandes mansiones y lujo, de personas que viven casi como en otro mundo. Otra, la de gente sencilla, accesible, con raíz y estirpe campesina, gente pobre pero dispuesta siempre a colaborar. Hay aun otra Costa Rica, la que vive en precarios, en cuevas, hacinada, sumida en la extrema pobreza, excluida de los bienes y servicios que el país ha logrado; esta es la Costa Rica desconocida; es la OTRA COSTA RICA”.
Una denuncia que levantó roncha en los sectores conservadores del país. Pero los tiempos cambiaron y la celebración de la semana anterior tuvo una elevada dosis de conservadurismo político religioso. Desde las palabras de monseñor Ulloa el día uno de agosto, llamando a las mujeres a vestir con recato y con pudor, culpabilizándolas nuevamente de esa manera por la violencia masculina hacia ellas, hasta las palabras de la Presidenta, pasando por el mensaje del Papa enviado vía el cardenal mexicano Francisco Robles Ortega, el acto destiló conservadurismo. ¿De qué otra manera puede entenderse la retrógrada recomendación de Robles Ortega a las mujeres de volver a concentrarse en su función materna y familiar, para redescubrir, según él, el significado original e insustituible del trabajo en la casa y de la educación de los hijos? Una desvalorización de las conquistas de las mujeres, y un irrespeto para las que trabajan.
En fin, nueva ola de conservadurismo que nos azota, encabezada por la jerarquía católica costarricense, con el apoyo abierto de la cúspide del gobierno. ¿Estado laico, dónde estás?
martes, 2 de agosto de 2011
Reorganización o desplome
La ciudadanía ha venido observando con preocupación los cambios ocurridos en el gabinete de la presidenta Chinchilla, y en las cimas de algunas instituciones autónomas. Son cambios que no obedecen a una reorganización planificada de la nómina de ministros, ministras y presidentes ejecutivos, producto de una evaluación del desempeño del gabinete en el logro de los objetivos que se dice buscar, sino que se van produciendo sin orden ni concierto, por obra y gracia de las circunstancias.
La verdad es que algunos de ellos debieron producirse semanas o meses atrás, por ineficiencia probada en el desempeño de los cargos o por francas “metidas de pata”. Se sabía que los días estaban contados para los ministros Vargas, Tijerino y Castro, y la salida del Presidente de AyA se debió haber forzado semanas antes. Cuando la grave situación de la Caja se hizo pública y se alzaron las voces pidiendo responsables, se dijo que el “estilo” presidencial no contemplaba la búsqueda de responsables, pero cuando la presión aumentó, no quedó más camino que decirle adiós a Doryan. Las diferencias de enfoque en torno a qué hacer con la Caja entre la ministra Ávila y la Presidenta, tampoco parecen ser cosa de ayer.
Se ha tratado de justificar la forma en que han ocurrido estos cambios con la cantinela de que se trata de un nuevo estilo de liderazgo. Sin embargo la ciudadanía lo que observa es una incapacidad para aceptar la ineficiencia y los conflictos, y tomar oportunamente las decisiones que corresponden. La negación parece que se ha establecido en Casa Presidencial, porque se niegan repetidamente los hechos, hasta que revientan.
Los resultados de estas indecisiones han sido fatales para la imagen de la Presidenta. De acuerdo con la última encuesta de UNIMER-La Nación, el 73% de las personas entrevistadas califica la labor de la Presidenta como regular o mala; el 57% considera que no ha demostrado liderazgo para dirigir el país; el 55% dice que no está preparada para gobernar y el 55% que no es firme en sus decisiones. En otras palabras, que esa encuesta realizada en junio encendía suficientes luces amarillas como para preocuparse; pero la respuesta de la Casa Presidencial fue pésima: la ciudadanía no está entendiendo el estilo de la Presidenta.
Si a esos resultados agregamos que solo el 9% de las personas entrevistadas considera que el país va en la dirección correcta, el panorama se vuelve gris. Si la encuesta se repitiera en estos días, seguramente las opiniones ciudadanas serían francamente negativas. En fin, que la presidenta no está precisamente en un lecho de rosas.
Me pregunto si en estos momentos, en lugar de seguir poniendo parches, no se impone un golpe de timón y una reorganización del equipo. De otra manera se podría estar caminando hacia el desplome, que es lo que la mayoría ciudadana empieza a vislumbrar en el horizonte.
La verdad es que algunos de ellos debieron producirse semanas o meses atrás, por ineficiencia probada en el desempeño de los cargos o por francas “metidas de pata”. Se sabía que los días estaban contados para los ministros Vargas, Tijerino y Castro, y la salida del Presidente de AyA se debió haber forzado semanas antes. Cuando la grave situación de la Caja se hizo pública y se alzaron las voces pidiendo responsables, se dijo que el “estilo” presidencial no contemplaba la búsqueda de responsables, pero cuando la presión aumentó, no quedó más camino que decirle adiós a Doryan. Las diferencias de enfoque en torno a qué hacer con la Caja entre la ministra Ávila y la Presidenta, tampoco parecen ser cosa de ayer.
Se ha tratado de justificar la forma en que han ocurrido estos cambios con la cantinela de que se trata de un nuevo estilo de liderazgo. Sin embargo la ciudadanía lo que observa es una incapacidad para aceptar la ineficiencia y los conflictos, y tomar oportunamente las decisiones que corresponden. La negación parece que se ha establecido en Casa Presidencial, porque se niegan repetidamente los hechos, hasta que revientan.
Los resultados de estas indecisiones han sido fatales para la imagen de la Presidenta. De acuerdo con la última encuesta de UNIMER-La Nación, el 73% de las personas entrevistadas califica la labor de la Presidenta como regular o mala; el 57% considera que no ha demostrado liderazgo para dirigir el país; el 55% dice que no está preparada para gobernar y el 55% que no es firme en sus decisiones. En otras palabras, que esa encuesta realizada en junio encendía suficientes luces amarillas como para preocuparse; pero la respuesta de la Casa Presidencial fue pésima: la ciudadanía no está entendiendo el estilo de la Presidenta.
Si a esos resultados agregamos que solo el 9% de las personas entrevistadas considera que el país va en la dirección correcta, el panorama se vuelve gris. Si la encuesta se repitiera en estos días, seguramente las opiniones ciudadanas serían francamente negativas. En fin, que la presidenta no está precisamente en un lecho de rosas.
Me pregunto si en estos momentos, en lugar de seguir poniendo parches, no se impone un golpe de timón y una reorganización del equipo. De otra manera se podría estar caminando hacia el desplome, que es lo que la mayoría ciudadana empieza a vislumbrar en el horizonte.
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