jueves, 1 de mayo de 2014

¡Casi se quema el pan!



Supongo que de lo sucedido con la elección del directorio legislativo los nuevos diputados del Partido Acción Ciudadana sacarán útiles enseñanzas.  Por mi parte, sin conocer los entretelones de las negociaciones, llego a las siguientes conclusiones preliminares.

Primero, la fórmula “firme en la estrategia y flexible en la táctica” sigue teniendo validez y la confusión en los términos se paga cara. En otras palabras, que una cosa son los principios que guían la acción política y otra los caminos y los métodos empleados para alcanzar las metas definidas en consonancia con dichos principios.  Tengo la impresión que en el curso de la negociación seguida por las autoridades de la fracción del PAC con el Partido Renovación Costarricense, la flexibilidad se llevó al límite en el tema de los derechos humanos, arañando principios y provocando la justa reacción interna y externa.

Segundo, Luis Guillermo Solís logró proyectar durante la campaña una imagen de transparencia sobre un electorado cansado de políticos marrulleros que prometen una cosa y hacen otra, en negociaciones a espaldas de sus electores. Por tanto, la fracción no podía darse el lujo de caer en la vaguedad en las negociaciones y la comunicación. La gente no se traga el cuento de que "hubo un mal entendido" y que "nunca hubo un acuerdo con Renovación Costarricense".

Tercero, el control político se ha extendido a un importante sector ciudadano. Presidente, diputados y funcionarios, les guste o no, están ahora en una especie de pecera, a vista y paciencia de las redes sociales, que monitorean sus gestos y sus pasos. Las reacciones no se hacen esperar, como en el pasado, sino que ocurren en el mismo instante en que suceden los acontecimientos, obligando a rectificaciones o a aclaraciones inmediatas. Llama la atención que el grupo que dirigió la campaña del PAC, que hizo tan buen uso de la internet y la redes sociales, no se haya percatado que el enorme aparato de comunicación que creó iba a seguir activo pero con su propia dinámica.

Cuarto, las novatadas en política se pagan caras. Si bien es cierto que hay que empujar por el rumbo de una “nueva política”, no se puede olvidar que la mayoría de los grupos presentes en la Asamblea Legislativa no han captado las señales de los tiempos y actúan como décadas atrás. Eso obliga a la fracción del PAC a moverse en dos planos: uno abierto, de cara a electoras y electores, y otro pantanoso, en el que debe medir cada paso y anticipar jugadas como la que intentó el PLN, que no fructificó, pero que embarrialó la cancha más de la cuenta, enredando todo el proceso de elección.

Finalmente el desequilibrio entre poderes que produjeron las elecciones del 2 de febrero y del 6 de abril, fue parcialmente solucionado y los principales poderes de la República han quedado en manos del PAC. Por lo menos durante el primer año de la nueva administración. Pero, ¡a punto estuvo de quemarse el pan en las puertas del horno!

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