Me gustaría responder categóricamente que sí. Pero como en las cúpulas del gobierno y de las instituciones públicas predominan todavía las mentalidades conservadoras, con honrosas excepciones desde luego, no se puede afirmar que la sociedad costarricense ha dado el salto y que nos encontramos en una situación cualitativamente diferente.
A pesar de eso, no se puede negar
que hay avances significativos. Una encuesta telefónica realizada a finales de
abril pasado por el Centro de Estudios e Investigaciones Políticas de la UCR,
mostraba un distanciamiento entre las opiniones ciudadanas y las acciones del
gobierno en materia de fecundación in vitro y uniones entre personas del mismo
sexo. Una mayoría criticaba abiertamente el manejo del gobierno de esos temas.
Los resultados de la última
encuesta de la empresa UNIMER, publicados por La Nación, indican que la brecha
abierta continúa ensanchándose, pese a la ofensiva conservadora de la jerarquía
de la Iglesia Católica y de un sector de las iglesias evangélicas. Ahora el 77%
de las personas entrevistadas apoya el programa de educación sexual que está
implementando el MEP; el 55% está de acuerdo con la fertilización in vitro y el
51% considera que los diputados manejaron mal el proyecto de uniones entre
personas del mismo sexo.
En ese escenario, sin embargo, la
Sala Constitucional toma una decisión que frena parcialmente los programas del
MEP, y traslada el conflicto desatado entre cristianos conservadores y ese
Ministerio, a la esfera de lo privado. Seguramente no pocos padres tendrán que
enfrentarse a sus hijos por la prohibición para asistir a las clases de
educación para la sexualidad. Aparte del hecho de que dichas lecciones forman
parte de los programas de ciencias, como los chicos y chicas que van a recibir
estas clases se acercan a la mayoría de edad, me pregunto si la resolución de
la Sala no entra en contradicción con los derechos de las y los adolescente de
recibir información válida científicamente sobre un tema vital para ellos en
esa etapa de sus vidas. Derechos versus conservadurismo, ¿qué predominará?
Mientras tanto, la Casa
Presidencial, en una reacción conservadora, maneja mal el asunto de la conducta
privada de la Viceministra de Cultura, y la convierte ante los ojos de la
opinión pública en doble víctima. De paso reforzando la imagen de chapucería en
las decisiones que tienen que ver con actuaciones de altos funcionarios, y, lo
que es peor, que no se mide con la misma vara a hombres y mujeres. Si se quería
aprovechar lo sucedido para mostrar la firmeza ausente en otros sonados casos,
pues el tiro salió por la culata.
Con más de treinta mil personas
marchando en esos días con demandas diversas, y con los resultados de una
encuesta que colocan al gobierno casi cayendo al abismo, hacía falta pausa,
cabeza fría, manejo de escenarios. Pero nada de eso ocurrió aparentemente.
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