Rashomon es una película de 1950,
dirigida por el afamado director japonés Akira Kurosawa. Se convirtió en un
clásico del cine por muchas razones que no vamos a analizar aquí. Solamente
mencionaremos que el argumento se teje alrededor de las versiones de un crimen
que dan cuatro personajes, incluyendo el asesinado, quien a través de un médium
da su propia interpretación de lo sucedido. ¿Quién dice la verdad? Si no han
visto la película tienen que hacerlo; todavía se consigue en algunas tiendas de
video.
La trama de Rashomon me vino a la
memoria a raíz de las comparecencias que se están dando en el seno de la
Comisión Legislativa para el Control y el Ingreso del Gasto Público, en torno a
la trocha fronteriza, conocida como ruta 1856. Varios de los funcionarios y
personajes implicados en la toma de decisiones acerca de esta ruta han desfilado
por la Comisión, y han dado versiones que difieren en algunos puntos.
La crónica parlamentaria es floja
en la mayoría de los medios. Así que para el grueso de la ciudadanía, lo que
sucede en los pasillos y salas de la Asamblea Legislativa escapa al conocimiento
de la mayoría ciudadana. Además, como la Asamblea no goza precisamente de
prestigio en esta mayoría, el interés por lo que ahí sucede es marginal. Sin
embargo, nos interese o no, lo que ahí pasa sigue siendo importante en el
acontecer político.
Hasta ahora las comparecencias que
han despertado mayor interés han sido las de los ingenieros Carlos Acosta,
exdirector ejecutivo del CONAVI, y Francisco Jiménez, exministro de Obras
Públicas y Transportes. Las declaraciones dadas bajo juramento han dejado
entrever la maraña de comisiones y personas que han intervenido en la toma de
decisiones que llevó a la construcción de la trocha, así como los supuestos que
estuvieron en la base de dichas decisiones: la amenazadora “invasión
nicaragüense”, que el exministro Tijerino definió como “un estado de necesidad
y situación de emergencia nacional”, según lo señaló Acosta.
Cómo se llegó de la decisión de
habilitación urgente de las vías de acceso al puesto fronterizo Delta Costa
Rica hasta la construcción de la trocha, con las consecuencias ya conocidas de
improvisación, desperdicio, destrucción del ambiente y corrupción, es algo que
apenas empieza a conocerse.
En las comparecencias de Acosta y
Jiménez han salido a relucir los nombres de Adrián Chinchilla, hermano de la
Presidenta, Carlos Espinach, asesor presidencial, y Luis Liberman, segundo
vicepresidente de la República, como copartícipes en la toma de decisiones.
Todos se han apresurado a indicar que solamente participaron en reuniones
informales. Desde China, la presidenta Chinchilla calificó de falsedades las
declaraciones de Jiménez.
¿Quién dice la verdad? Como en
Rashamon tendremos que esperarnos al final de la película para saberlo. ¡Ojalá
no haya que recurrir también a un médium!
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