Una de las funciones que
cumplían los partidos políticos en el pasado era proporcionar identidad
política a sectores más o menos amplios de la población. Cuando la mayoría de
los partidos se corrió hacia un centro derecha, y los diferentes gobiernos
comenzaron a parecerse cada vez más en materia de política económica y social;
cuando se borraron las fronteras entre social demócratas y neoliberales, y la
política fue absorbida por la economía y la tecnocracia, la identidad política
se perdió y la confusión se instaló en la mayoría ciudadana.
Hoy en día la “identidad
política”, si se puede hablar de ella, la adquiere la ciudadanía a través de
los medios de comunicación, fundamentalmente por los noticieros de televisión,
como lo revela una encuesta telefónica realizada por el Centro de
Investigaciones y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, en
las dos últimas semanas de abril. Como es telefónica, a pesar de que se
realizaron 810 entrevistas, los resultados solamente son generalizables a las
personas en hogares con teléfono fijo, que es aproximadamente el 65% del total.
Es posible, sin embargo, que el conjunto de la población piense y actúe en
forma similar.
La mayoría de las personas
entrevistadas (74%) afirmó que es a través de los noticieros de televisión
donde se informa sobre política. Dada la preponderancia de la nota roja en esos
espacios y la ausencia de análisis sobre la política nacional e internacional,
la conclusión es fácil de obtener: ciudadanas y ciudadanos con identidades
políticas nulas o diluidas. Por supuesto que no toda la carga de esta
disolución la llevan los medios, sino que partidos -o lo que queda de ellos- y
políticos, con sus diarias actuaciones, incluyendo la corrupción, se encargan
de aumentarla y de alejar a la masa ciudadana de la política. Entre más lejos
esté, mejor para sus propósitos.
Por eso no debe extrañar que
las diferentes encuestas indiquen que aproximadamente el 50% de la población
afirme no simpatizar, y menos pertenecer, a algún partido, y que una elevada
proporción de las y los votantes cambie de partido de una elección a otra.
En la encuesta del CIEP, el
50% de las personas que afirmaron haber votado en 2010 indicaron que no
volverían a votar igual para presidente, si las elecciones se realizaran hoy.
Ese porcentaje se eleva al 56% cuando se pregunta por la elección de diputados.
Los porcentajes de personas
arrepentidas son entonces altos y afectan a todos los partidos, pero
fundamentalmente a quienes votaron por el PLN (54%), al Movimiento Libertario
(59%), y al PUSC (57%). Menor desgaste sufrieron el PASE (40%), el PAC (45%) y
el Frente Amplio (50%). ¿Han cumplido con lo que ofrecieron candidatas y
candidatos de hace poco más de dos años? El 85% de las personas entrevistadas
dijo que no: una mayoría contundente.
En esas condiciones, ¿qué
podemos esperar del escenario electoral de 2014?
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