La zona norte del país se ha convertido en una especie de territorio en disputa. No se ha terminado de cerrar los capítulos de Crucitas e Isla Calero, cuando nos cae este nuevo enredo de la explotación de gas y de petróleo.
Ahora resulta que el gobierno de Rodríguez adjudicó en marzo de 2000 una licitación a la empresa estadounidense Mallon Oil Company, para explorar y explotar hidrocarburos en las planicies de San Carlos, Sarapiquí y Pococí. Seis bloques en tres provincias: casi nada.
Calladito se lo tenían. Diez años de tramitaciones y de pronto, ¡plaf!, el asunto nos estalla en las narices. Ahora la empresa anuncia que está lista para firmar la contratación y advirtió a la administración de Laura Chinchilla que, de no hacerlo, el país podría sufrir serias consecuencias económicas y legales. Y de paso recordó que el reclamo tiene amparo tanto en la legislación costarricense como en el TLC.
En vista de tales amenazas, en el MINAET se informó que se afinan los últimos detalles para firmar una concesión de 20 años con la compañía estadounidense. Interrogado sobre el asunto en un medio radial, el primer vicepresidente Alfio Piva expresó su desconocimiento y la Presidenta Chinchilla dijo, tras enterarse de la existencia del contrato, que abogaba por la exploración y explotación de gas natural, pero no de petróleo.
En fin, que por culpa de las ambigüedades, las medias tintas y las inconsistencias en materia de defensa del ambiente y de sustento real de la idea de un país verde, nuevamente estamos de cara a un conflicto interno y una demanda internacional, que se uniría a la que ya enfrentamos con la petrolera Harken Corporation.
No podemos seguir jugando con dos caras. Si queremos un país verde, dispuesto a alcanzar la meta de carbono neutral, debemos decir no de una vez por todas, a la cantidad y diversidad de agresiones a la naturaleza que se realizan con y sin autorización pública, de extensas zonas del país: bosques, praderas, humedales, ríos, cuencas hidrográficas y zonas costeras. No solamente con explotaciones turísticas, mineras y de otros recursos naturales, sino también con una ampliación desordenada e irresponsable de las zonas urbanas, con carencias serias en servicios básicos, entre ellos un transporte público limpio y eficiente.
Por supuesto que el país, el gobierno central y las instituciones públicas necesitan generar ingresos que no se obtienen solamente contemplando la naturaleza. Pero es posible encontrar formas de hacerlo sin violentar el ambiente, como el turismo ecológico. Dinero rápido sin importar el cómo nos llevará a la ruina como nación.
En su reciente visita al país el exvicepresidente de Estados Unidos y premio Nobel de la Paz 2007, Al Gore, dijo que “Costa Rica es héroe en la protección de la naturaleza.” Los aplausos que recibió no alcanzan para tapar esta doble realidad.
Con que solo gas, ¿eh?
No hay comentarios:
Publicar un comentario