En política importan no solamente las palabras. Lo que se dice, cómo se dice, en qué lugar se dice, con ocasión de qué se dice y en compañía de quién se dice. Todos esos son elementos que hay que tomar en cuenta cuando se analiza un discurso o unas declaraciones. La mayor parte de las veces, es cierto, solamente nos quedamos con un retazo: parte de las palabras y uno que otro gesto. Lo demás se pierde o no le damos importancia.
El escándalo de las llamadas telefónicas destapado en los últimos días ha dado pie a múltiples declaraciones, explicaciones e interpretaciones. Si se debieron haber hecho o no; si se trata de una intromisión inconveniente para la salud del poder judicial, si simplemente fueron solicitudes de información o si se cometió una falta que debe ser sancionada. Esperamos que todo eso se aclare en las próximas semanas.
Nos interesa aquí destacar lo ocurrido en la Asamblea Legislativa el martes anterior, en la conferencia de prensa brindada por Rodrigo Arias para dar a conocer su versión de lo sucedido. El escenario y la puesta en escena parecen estar destinados a enviar varios mensajes a diferentes interlocutores, más allá de lo que ahí se dijo. A los medios de comunicación, a sus detractores, al Partido Liberación, a los posibles contendientes en la convención interna, a los partidos de oposición y a la Presidenta de la República.
El mensaje que acompaña a las palabras me parece claro: “…yo encarno al Partido Liberación Nacional y hoy por hoy el poder soy yo”. No es por casualidad que la conferencia de prensa se realizara en la Asamblea, y en ella apareciera rodeado de la mayoría de los diputados y diputadas de su fracción.
La fotografía de esa conferencia publicada por el diario La Nación es todo un documento etnográfico que seguramente será tomado en cuenta a la hora de hacer la historia política del período. No sabemos si el orden del “retrato de familia” fue cuidadosamente planificado o si surgió espontáneamente. El hecho es que Arias aparece flanqueado por la Jefa de Fracción y por su principal vocero en la Asamblea Legislativa.
A ambos lados y detrás, en actitud escuderil aparecen los demás diputados y diputadas acompañantes. Las expresiones de sus rostros seguramente podrían ser cuidadosamente analizadas por especialistas. ¿Transmiten gravedad, malestar, sorpresa, incomodidad? No lo sé, tampoco lo que podría estar pasando por sus mentes en ese momento. ¿Acaso estaban conscientes del significado y las implicaciones del acto?
El artículo 106 del texto constitucional dice que “Los Diputados tienen ese carácter por la Nación…” Es decir, representan al conjunto de la comunidad política; no a sectores determinados ni a intereses particulares. Los participantes en el “retrato de familia” parecen haber olvidado a quienes realmente se deben.
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