"Cambia,
todo cambia", es el estribillo que se repite una y otra vez en la hermosa
interpretación que hace Mercedes Sosa de la canción de Julio Numhauser. Una
bella forma de recordarnos lo que vivimos cotidianamente, pero que muchas veces
negamos, aunque sea parcialmente. Ni modo, no podemos negar que envejecemos;
tampoco que el paisaje cambia; ni las variaciones del clima. A la fuerza
tenemos que adaptarnos a esas transformaciones; pero en las ideas somos reacios
al cambio.
Permanecemos
prisioneros de planteamientos y creencias que pensamos inmutables. Tenía razón
el gran historiador francés Fernand Braudel, cuando afirmaba que "Las
ideas son cárceles de larga duración"; pero agregaba que "no es
indispensable que permanezcamos todo el tiempo en dichas cárceles". Es
decir, que tenemos la libertad para salirnos, pero no lo hacemos por
ignorancia, terquedad o conveniencia; o por una combinación de los tres
factores. Resultado: el presente se nos va convirtiendo en una entelequia; en
algo incomprensible, que termina por aislarnos de la realidad del mundo que nos
rodea. Eso le pasa a las personas viejas, pero no necesariamente a las que
tienen mayor edad, porque hay viejos de 20, 30 y 40 años. Y hay jóvenes de
setenta y más años.
Acontecimientos
de los últimos días recuerdan dramáticamente la realidad del cambio y la
imposibilidad de comprensión para muchas personas. Mientras que en Costa Rica
ciertos sectores reaccionaban histéricamente ante el levantamiento del veto a
la ley que reforma el Código Procesal Laboral, acusando al gobierno de abrirle
las puertas al "comunichavismo", Obama ponía fin al último resabio
que quedaba de la "guerra fría" en este lado del mundo. El
restablecimiento de las relaciones con Cuba debe haber sido un golpe duro para
quienes permanecen encarcelados en viejas ideas y concepciones del mundo.
La
decisión de Obama no es un mero acto de voluntarismo; la toma porque hay un
clima ciudadano que le permite hacerlo. Los resultados de encuestas realizadas
en los Estados Unidos y en Florida, un Estado con una comunidad de origen
cubano de considerable influencia política, le indicaban que la decisión iba a
levantar mucho menos polvo del que se pensaba, como en efecto parece haber
sucedido. Como lo había dicho Hillary Clinton en su libro "Decisiones difíciles",
el embargo a Cuba había dejado de ser funcional desde hace mucho tiempo y
obstaculizaba las relaciones con una América Latina que ha cambiado mucho políticamente.
Buena parte de los países cuentan con gobiernos de centro o centro izquierda,
que no se pliegan fácilmente, como en el pasado, a los dictados de Washington.
Otros
cambios: el Parlamento Europeo votó a favor del reconocimiento del Estado
Palestino. Ya lo habían hecho varios países
miembros y parlamentos de esa región. Y en América Latina las FARC, en
Colombia, decretaron un alto al fuego unilateral e indefinido.
¡El
mundo se mueve y cambia! Buenos presagios para el 2015.