Tal
parece que las cartas están echadas en Liberación Nacional (PLN), en lo que a
candidaturas se refiere. Eso, por supuesto, si nos atenemos a los resultados de
la última encuesta de la firma UNIMER, que se realizó entre el 3 y el 11 de
octubre pasado.
Los
resultados son conocidos: Johnny Araya obtiene una considerable ventaja sobre
Rodrigo Arias, en los tres escenarios contemplados en la encuesta. Si la
convención del PLN se hubiera realizado en esas fechas, Araya, aparentemente,
sería el ganador indiscutible del proceso de selección de candidato.
Sin
embargo, las cosas no son tan claras aún. Falta poco más de cinco meses para la
convención, y, como Arias no se da por vencido, seguramente asistiremos a un
cambio de estrategia en su campaña, porque, pese al dineral gastado en
propaganda, los resultados obtenidos son sumamente desfavorables.
Arias
salió a la ofensiva, ante las preguntas de periodistas, lo que hace pensar en
un endurecimiento de su campaña. En otras palabras, que no sería raro que
estuviéramos a las puertas de una campaña, no precisamente limpia, dirigida a
debilitar la imagen pública de Araya. Son muchas las posibilidades de que
ocurra un fuerte intercambio entre los dos contendientes, con cañonazos de uno y
de otro lado, y con el empleo de armas tramposas usadas en el pasado en
procesos similares no muy lejanos. La debilidad del campo opositor al PLN, que
hasta ahora no constituye un peligro de cara a las elecciones de 2014,
paradójicamente podría elevar el nivel del enfrentamiento interno.
¿Llegará
la sangre al río? Es difícil afirmarlo, pero si ese fuera el caso, el ganador
de la convención de abril próximo podría encontrarse al final del proceso con
un Partido debilitado y dividido. Porque aún cuando el PLN sigue siendo la
principal fuerza política del país, su caudal electoral está a la baja. La
encuesta citada indica que los simpatizantes de Liberación son ahora el 26% del
total. Un porcentaje que no debe extrañar, porque la mayoría de la gente no
olvida que el actual gobierno es de ese Partido, pese a que los precandidatos
procuran disimularlo.
Esa
es la razón por la cual el 63% de las personas encuestadas afirmó que no
votaría por ninguno de los precandidatos mencionados, entre los cuales aparecía
todavía José María Figueres. Este, finalmente, con dolor, según se deduce de
sus declaraciones, desistió de presentar su nombre, dejando de lado el jueguito
en que nos tuvo desde su regreso al país en diciembre pasado.
Un
globo hinchado gracias a la exposición mediática gratuita que logró mantener
con sus idas y venidas. Un globo que finalmente se desinfló, y es posible que
lo mismo le suceda a la mentada “Vía Costarricense”, que hasta ahora no ha
pasado de ser una página Web con escaso movimiento.“No quiero ser presidente”,
afirmó, pero en realidad lo que debió haber dicho es que se retiraba porque la
mayoría ciudadana no quiere que él vuelva a ser presidente.
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