El término “platina” ha terminado siendo sinónimo de “remiendo mal hecho” o de “parche”, por obra y gracia de los desdichados arreglos del puente del Río Virilla en la Ruta 1. El hecho es que hay muchas platinas en el país, algunas visibles, otras no tanto. Entre las visibles destaca la fiscal, por lo que está ocurriendo en esta materia.
Como es conocido, alegando insuficiencia de recursos para cubrir gastos, desde enero de este año en la corriente legislativa hay un proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno. Aunque tarde, la Presidenta tuvo que aceptar que una reforma de ese tipo era necesaria, pese a que en campaña dijo lo contrario.
Al proyecto se le han realizado observaciones críticas y se han hecho ajustes a la versión original. Seguramente tendrá que sufrir otras modificaciones, pero es un intento de entrarle al problema en forma más integral. Pero mientras la discusión avanza lentamente en el seno de la comisión dictaminadora, se aprueban nuevas cargas que desconciertan a la ciudadanía y refuerzan la idea que se tiene de improvisación y desorden.
En las últimas semanas se han aprobado gravámenes que tocarán el bolsillo de los costarricenses en forma diferenciada. Uno de los impuestos aprobados es el de 158.000 colones anuales que deberán pagar las sociedades anónimas activas y de 79.000 colones para las inactivas. La intención del Ejecutivo es que el nuevo tributo genere ingresos que dedicará a financiar la lucha contra la delincuencia. Por ahora el proyecto está en consulta en la Sala Constitucional, por iniciativa de los diputados libertarios.
También se aprobó un impuesto de 1,75 por ciento mensual sobre los recibos de luz. El cargo se hará hasta un máximo de 1.750 kilovatios hora; aunque las personas y familias cuyo consumo mensual sea igual o menor a 100 kilovatios no lo pagarán. Los recursos se destinarán a fortalecer la infraestructura del Cuerpo de Bomberos y a la construcción de 30 estaciones en varios puntos del país.
Pero ahí no termina el cuento, porque el Ministro de Hacienda afirmó el 1 de setiembre, al presentar a consideración de la Asamblea Legislativa la propuesta de presupuesto para 2012, que en la corriente legislativa hay 60 proyectos a la espera de aprobación, supuestamente por iniciativa de los diputados, que no cuentan con respaldo financiero. Es decir, que generarán más gasto sin que se indique de dónde se tomarán los recursos.
En esa misma línea, el proyecto de presupuesto, como se ha informado, repite la historia de los últimos años, porque en un 45 por ciento tendrá que ser cubierto con deuda. Casi la mitad de los salarios será solventada con préstamos, lo que es una práctica ilegal, porque según se estipula en la Ley de Administración Financiera, el gasto corriente no puede financiarse de esa manera.
En fin, que vamos de platina en platina, mientras el grueso de la mayoría ciudadana no se da cuenta de lo que sucede.
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