martes, 25 de octubre de 2011

Trifulcas y carreras

La semana política ha estado movida. La posibilidad de un recorte presupuestario que aparentemente pondría en aprietos a instituciones y programas en 2012, provocó una repentina y desconocida movilización hacia la Asamblea Legislativa de jerarcas de los poderes de la República, de instituciones y ministerios. Ya quisiera la Federación de Fútbol tener un llenazo en el partido contra España como el que tuvo la Asamblea el miércoles.
Y mientras todos corrían en Cuesta de Moras, en Casa Presidencial alguien tuvo la genial idea de darle una dosis adicional de dramatismo al asunto, dejando oír los acordes del “Duelo de la Patria” al inicio de una conferencia de prensa de los ministros de la Presidencia y de Hacienda. En fin, todo un “follón” político, como dirían los españoles.
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Al final el primer acto de esta tragicomedia terminó como sabemos: la diputada Bejarano del PUSC le zafó la tabla a su jefe de fracción y los recortes se esfumaron por ahora, no sin antes dejar algunas cosas al descubierto que es conveniente señalar, más allá de las machaconas críticas a la Alianza por Costa Rica y su manejo del parlamento.

En primer lugar, que la Asamblea Legislativa no está para aprobar todo lo que sale de Zapote y que la oposición parlamentaria existe porque una parte importante de la ciudadanía considera que el poder ejecutivo tiene que ser moderado y controlado. Si la razón de ser de la Asamblea fuera solamente la aprobación de leyes más o menos sensatas, bien podría ser sustituida por un cuerpo integrado por tecnócratas, designados por un mecanismo diferente a la elección popular.

En segundo lugar, que en una democracia todo es discutible, que nada está escrito en piedra en materia de decisiones políticas y que las discusiones y remezones son útiles para aclarar el aire y sacar a la luz lo que hay en el fondo de los asuntos que se plantean. Los presupuestos son instrumentos de trabajo, muchos de ellos muy bien elaborados pero otros no tanto y algunos son pésimos. El legislador está en la obligación de examinar con lupa lo que se le presenta, de leer entre líneas, de cuestionar y de pedir explicaciones. Un dolor de cabeza para los tecnócratas de la política, pero es parte de la esencia de la democracia.

Por supuesto que pueden darse excesos, por posiciones ideológicas, ignorancia, impericia, politiquería o una combinación de todos esos elementos. La discusión abierta, frente a la ciudadanía, es la que se encarga de aclarar hasta qué punto los cuestionamientos son razonables.
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En tercer lugar, pese a quien le pese, lo sucedido es un indicador más de que la Asamblea ha comenzado a recuperar el protagonismo perdido en todos estos años, animando la discusión entre las figuras de la política y permitiendo que se ventilen públicamente asuntos de interés general.

En política prefiero las trifulcas y las carreras que la paz de los cementerios de la pretendida gobernabilidad absoluta.

martes, 18 de octubre de 2011

Intereses en juego

Advertimos que alrededor de la discusión sobre la reforma tributaria se irían perfilando los diferentes grupos de interés, tratando de acarrear agua a sus molinos, o lo que es lo mismo, evitando que lo que salga de la Asamblea Legislativa los perjudique.

El acuerdo entre el Gobierno y el PAC ha sido el detonador. Dos elementos dignos de señalar: primero, que la discusión inicialmente se ha centrado en torno al tema de los dividendos de las empresas de zonas francas, que se pretende gravar con la tarifa general del 15 por ciento y con impuestos municipales hasta 100 mil dólares, a partir del 2015. Los defensores de este tipo de inversión externa, que en algún momento se dijo que solamente era necesaria por un tiempo, usan los argumentos de siempre: el peligro de que emigre a otros países, perjudicando a la economía nacional, porque se alega que deja 8 dólares por cada uno de exención, y que emplea a cerca de 60.000 trabajadores.

Lo segundo es que estos intereses han encontrado fuerte resonancia en la fracción legislativa de Liberación Nacional, lo que pone en entredicho el compromiso adquirido por la presidenta Chinchilla. Pero no nos precipitemos, la rebelión todavía no es abierta; por ahora se ha evitado ese escenario. La táctica empleada va por otro rumbo, al menos momentáneamente: se ha pateado la bola hacia el campo del PAC, pidiéndole que reconsidere su posición en torno a este asunto, dada la contundencia de los argumentos empleados, según se dice.
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Como era de esperar, el PAC se ha sacudido rápidamente, y ha pedido a la Presidenta que honre el compromiso adquirido a cambio de los votos de sus diputados en la discusión sustantiva del proyecto de reforma tributaria, que ahora contiene los 17 puntos introducidos por aquel partido. Se entenderá que el PAC no puede echar marcha atrás en ese asunto ni hacer la mínima concesión so pena de perder credibilidad entre sus simpatizantes y dentro de la opinión pública en general. ¿Nos estamos entonces acercando a un escenario donde algunos votos de Liberación junto con los del Movimiento Libertario podrían frenar o atrasar la aprobación del proyecto?
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El influjo de la Presidenta sobre su fracción legislativa está nuevamente en juego. Veremos si la Casa Presidencial logra mantener su posición y colocar en línea a diputados perturbadores del acuerdo, o si otros intereses terminan imponiéndose. En lugar de mantener una posición de defensa de su base social, donde destacan los sectores de ingresos bajos y medios, buena parte de la fracción del PLN ha perdido la brújula y se ha decantado por otros intereses sociales. De alguna manera el PLN ha sustituido al PUSC de antaño, que se asentaba en una base social popular, pero con una cúpula oligárquica.

Finalmente, en este asunto llama la atención la ausencia de presión sobre los diputados, hasta ahora, de grupos y organizaciones representativas de sectores de bajos y medios ingresos.

martes, 11 de octubre de 2011

Otro doce de octubre

El 12 de octubre de 1492 arribaron a la isla Guanahaní, hoy territorio de Bahamas, los tres navíos del grupo expedicionario comandado por Cristóbal Colón. Durante muchos años se habló, todavía hoy algunas personas lo repiten, del “Descubrimiento de América”.

El hecho es que América ya estaba habitada por varios millones de seres humanos, con algunas culturas muy desarrolladas, y ese día lo que se produjo fue el primer contacto entre el mundo conocido por los europeos y este otro mundo. Aunque hoy en día se afirma que posiblemente hubo otros contactos anteriores, sin la amplitud del español, con algunos nórdicos y chinos.

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Seguramente si no hubiera ocurrido en 1492, más temprano que tarde, el “descubrimiento” se habría realizado, por los avances europeos en conocimientos geográficos y en la construcción de navíos. Seguramente también el contacto habría terminado en lo que terminó: en el avasallamiento de las culturas indígenas, en la explotación inmisericorde de recursos naturales y de personas, y en la imposición de la religión católica y de los modos de vida predominantes en la metrópoli española y, en general, en Europa.

El desarrollo del capitalismo europeo en los siglos posteriores está en gran medida asentado en el oro procedente de América y, por supuesto, en el trabajo esclavo de indígenas y también de los africanos forzados a abandonar su continente. La destrucción de las culturas y la muerte de millones de indígenas no pueden ser olvidadas en esta fecha, ni tampoco borradas por los perdones pronunciados por autoridades españolas y de la iglesia católica. Ocurrió y debe aceptarse como tal.

Desgraciadamente la subordinación impuesta a los indígenas sigue vigente en muchos de los países de América Latina, algunos muy cercanos, como Guatemala, donde a pesar de cambios constitucionales y leyes específicas, los indígenas siguen siendo ciudadanos de segunda categoría. Pero dejemos de mirar la paja en el ojo ajeno, porque bastantes vigas tenemos en el propio.

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A pesar de que muchas veces se niegue su existencia y se insista en la “similitud racial” de la nación tica, el hecho es que tenemos una importante población indígena y también negra. La mayoría de los indígenas siguen hoy en día en situación precaria, recibiendo poca atención de las autoridades de ministerios e instituciones, y sufriendo invasiones en sus territorios, como les sucedió a los bribris de Keköldi, que acaban de recuperar las tierras que habían sido ocupadas por extraños. Son también muchas veces objeto de discriminaciones diversas y humillaciones por parte de funcionarios e instituciones.

Que este 12 de octubre sirva para reflexionar sobre la situación de los descendientes de los pueblos originarios de Costa Rica que, a pesar de las dificultades y múltiples agresiones, mantienen vivo gran parte de su rico cúmulo cultural.

martes, 4 de octubre de 2011

Por una reforma tributaria justa

Dicen que para hablar y comer pescado hay que tener mucho cuidado, sobre todo, creo yo, cuando se opina sobre impuestos. Las instituciones del Estado no funcionan sin el combustible de los impuestos. Si se quiere mejores calles y carreteras, buena educación pública y servicios de salud de calidad, hay que pagar impuestos. Solo los loquitos del Tea Party de los Estados Unidos y sus imitadores locales postulan cero impuestos o muy bajos, sobre todo para el gran capital. Hay que evitar seguir tales ejemplos.

Como en Costa Rica la distribución de la riqueza no es igualitaria sino todo lo contrario, nadie en su sano juicio puede pretender que todos paguemos por igual. Un principio de justicia distributiva es que quienes más ingresos reciben, o más ganancias obtienen, contribuyan mayormente a los gastos del gobierno. Por eso los impuestos deben ser principalmente directos y escalonados, de manera tal que se acerquen al cumplimiento del principio.

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Los impuestos indirectos, que nos cobran al comprar o consumir bienes y servicios, afectan a los grupos sociales que reciben ingresos modestos por concepto de salarios o actividades propias. Los impuestos al consumo tienen ese problema, a pesar de las exenciones que se hacen de grupos de alimentos y de bienes y servicios de primera necesidad.

Otro principio fundamental es que el grueso de los impuestos recaudados se dedique a inversión pública. Por supuesto que hay que pagar administradores, técnicos y personal diverso, pero los salarios deberían ser un porcentaje minoritario de lo recaudado. El problema es que en este país las instituciones del Estado siguen siendo proveedoras de empleo, ante las insuficiencias de inversión y desarrollo del sector privado.

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¿Pero adónde quiero ir? Bueno, a respaldar una reforma tributaria que sea justa, es decir, que no se haga a costillas de las personas y familias de medios y bajos ingresos, como ha sido la tónica de los llamados “paquetazos fiscales”. Estoy convencido que con el nivel de recaudación actual poco se puede hacer. Hay que mejorar la recaudación, pero aún así una reforma tributaria justa se necesita. También estoy convencido que deben hacerse otras cosas paralelamente, como mejorar la eficiencia de las instituciones, combatir la corrupción en todos los niveles, mejorar la recaudación de impuestos y luchar ferozmente contra el fraude y la evasión.

Tiene la palabra la Asamblea Legislativa. Pero no seamos ingenuos: lo que de ahí salga en mucho dependerá del juego entre fuerzas económicas y políticas, de las influencias que tengan en los partidos representados en ese cuerpo y del clima de opinión favorable o desfavorable que logren crear a través de los medios de comunicación. Mucha atención, porque si bajamos la guardia podríamos encontrarnos con la desagradable sorpresa de otro paquetazo fiscal.