El intento de controlar el directorio legislativo por parte de la oposición puede resultar interesante, pero también es altamente riesgoso para algunos de los partidos participantes. Interesante porque cambiaría la dinámica de las relaciones entre poderes, restaurando la independencia relativa que debe existir entre ellos. Desde el gobierno anterior se ha dado una perjudicial asociación o simbiosis, que ha terminado por convertir a la Asamblea Legislativa en una correa de transmisión del poder ejecutivo.
Con un directorio de oposición, necesariamente la negociación política entre el ejecutivo y las fracciones tendría que incrementarse, para poder alcanzar acuerdos en asuntos de real importancia para el país. La tarea para el Ministro de la Presidencia sería más complicada pero, si es tan buen negociador como se pregona, sería la oportunidad para mostrar sus habilidades.
Las dificultades. Primero, son grupos muy diferentes, con no muchos intereses en común, aunque no se puede negar que en el tema del control político han trabajado bastante bien. Pero de ahí a la definición de una agenda mínima de trabajo, dentro de una visión compartida de país, hay mucho camino que recorrer. Sin esa agenda no tiene sentido el control del directorio legislativo. Dificultarle el camino al gobierno sin una propuesta alternativa congruente sería mal visto por la ciudadanía, y el intento podría derivar en un gran descalabro de cara a las elecciones de 2014.
En segundo lugar está el asunto de la repartición de cargos, incluyendo la integración de las principales comisiones legislativas. Todos querrán ocupar los puestos de poder, pero aquí cuenta la aritmética y la experiencia. El PAC, a pesar de sus flaquezas, es visto por la ciudadanía como el principal partido de oposición, de acuerdo con la última encuesta de UNIMER. De las 1.202 personas entrevistadas, el 38% manifestó interés en participar en la designación del próximo candidato o candidata del Partido, porcentaje muy similar al de personas que indicaron lo mismo para la convención liberacionista: 39%. Pero hay diputados de otros partidos con más experiencia en las lides parlamentarias. Se impone entonces un balance entre aritmética y experiencia.
Suponemos que el ML, cuya credibilidad política está por los suelos debido al llamado pacto LILI, quedará por esa razón fuera de la repartición principal. Si la encuesta referida no se equivoca, el ML ha vuelto a lo que ha sido su tamaño histórico: 3,8% del electorado.
El tercer problema es la desconfianza mutua. Serían socios que tendrían que dormir con un ojo abierto, para evitar que algunos cedan a la tentación de acarrear agua a los molinos personales y partidarios, aprovechando el menor descuido de los otros. Además, el PLN estaría rondando permanentemente, a fin de aprovechar cualquier fisura para introducir la cizaña de la división.
Directorio compartido: una empresa riesgosa, sobre todo para el PAC.
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